La edición 2016 de los carnavales gualeyos fue la primera de la entonces flamante gestión de Federico Bogdan, y la primera en que el negocio de la espuma pasó a manos de las comparsas. En esa edición, el balance del carnaval se hizo público a menos de un mes de terminada la última noche. En aquellas ocho noches, las ganancias fueron algo más de dos millones de pesos, mientras que este año, ocho años después, con inflaciones anuales siderales, no llegó a duplicarse. Algunas comparaciones que, sin dudas, pueden ser odiosas.

El entonces flamante intendente encaró su primer carnaval fiel a lo prometido: "con las manos limpias y las uñas cortas". Ya de entrada, resolvió la siempre problemática espuma a las comparsas, e implementó un informe semanal al término de cada noche, ya que, como dijo entonces, "la información está y no cuesta nada hacerla saber". Pero ese gusto se lo dieron una sola semana, y, después, nunca más. Desde entonces, llegaron a tomarse hasta 8 meses para dar a conocer el balance.

A pesar de los modernos sistemas aplicados, desde entonces, la venta de entradas y ubicaciones fue siempre engorrosa, llegando a haber días de largas colas para acceder a las mismas, o reñidas competencias al teclado para lograrlo. Luego se implementaron los bonos y, como tuvieron éxito, mas tarde los sacaron. De este modo, si hubo un problema común a lo largo de estos 8 años, ése fue la venta de entradas.

El misterio de la capacidad

A lo largo de las ocho ediciones, la venta de entradas fue siempre una incógnita y el foco de los problemas. Resulta imposible obtener, en alguno de los balances, la cantidad de entradas y ubicaciones vendidas, o algún dato sobre la capacidad real del corsódromo.

Una búsqueda de esa información en Internet solo permite descubrir que el Corsódromo tendría una capacidad para entre 12 mil y 20 mil personas.

Dos carnavales distintos

En aquel año 2016, el Balance del Carnaval, hecho público a fines de abril, arrojó números también interesantes: Los ingresos fueron por 5.261.619,00 pesos, y los egresos por 3.217.167,35 pesos, arrojando un saldo positivo de 2.044.451,65 pesos. En aquella oportunidad, sumaron al cuadro del balance 205.594,89 pesos por las inversiones realizadas, lo que dejó un resultado final real de 1.838.856,76 pesos.

Por su parte, en esta edición 2023, los ingresos fueron por 87.187.239,84 pesos, los egresos por 83.591.500,27 pesos, y éstos arrojaron un resultado positivo de 3.595.739,57 pesos. Ahora bien, contrario a lo acostumbrado, fuera de ese balance dejaron una inversión de 27.655.180,00 pesos, la cual hubiese provocado un resultado 24.059.440,43 pesos.

El dólar como árbitro

Para comparar aquellos números con los de la actualidad, elegimos convertirlos en dólares billete de aquella época, el cual cerró en febrero de 2016 a 15,58 comprador. Según este dólar, los ingresos fueron por 338 mil dólares, los egresos fueron por 206 mil dólares, y éstos arrojaron un resultado positivo de 131 mil dólares. De este saldo, en aquella edición se incorporaron al balance 13 mil dólares de inversiones, quedando como resultado final un monto de 118 mil dólares.

Estos montos pueden compararse con los de la última edición, cuando el miamo dólar comprador cotizó, a fines de febrero, a 377 pesos. Según éste dólar, los ingresos fueron por 231 mil dólares, los egresos por 221 mil dólares, y éstos arrojaron un resultado positivo de 9.537 dólares. Por fuera de ese balance quedó una inversión de 73 mil dólares, con la cual el resultado hubiera sido negativo de 64 mil dólares.

Ahora bien, como aquel año solo hubo 8 noches de carnaval, y éste hubo 10, vale comparar los ingresos, egresos y resultados por noche. En 2016, el ingreso por noche fue de unos 42 mil dólares, mientras que el egreso fue de 26 mil dólares, y el resultado de 16 mil dólares. En 2023, el ingreso por noche fue de unos 23 mil dólares, mientras que el egreso fue de 22 mil dólares, y el resultado de apenas mil dólares. De este modo, el resultado de esta comparación es que en 2016 se obtuvo un resultado 16 veces mayor que el de 2023, principalmente porque el ingreso fue un 80 porciento mayor, coincidente con el público presente.

Sin dudas, aquella escoba nueva empezó barriendo bien, pero, con el correr de las ediciones, fue perdiendo el toque. La última gestión del carnaval lo demuestra.

Las contradicciones de Luppi

Prueba de esto son las declaraciones del Secretario de Turismo, Ricardo Luppi, en los últimas dos ediciones. Por ejemplo, a principios de febrero del año pasado, Luppi le dijo a Olé que, en enero, habían entrado al Corsódromo entre 8.000 y 10.000 espectadores por noche, y que ese mes esperaban más todavía (https://www.ole.com.ar/maradona/carroza-diego-maradona-gualeguay_0_a57htFeMdB.html).

A principios de enero pasado, el mismo Luppi le manifestó al diario UNO que estimaban "volver a los números anteriores, entre 10 y 12 mil personas cada noche" (https://www.unoentrerios.com.ar/la-provincia/gualeguay-este-sabado-es-la-primera-noche-carnavalesca-nieve-n10039155.html). Pero, cuando ya todo había terminado, sus estimaciones oficiales fueron de la mitad.

Conclusión 

En aquel primer carnaval, en el 2016, 8 años atrás, pudieron realizarse 8 noches de, según publicaciones de la época, unos 10 mil espectadores. Eso significó para la organización una ganancia de 16 mil dólares por noche. Muy por el contrario, en esta edición 2023, en la que se pudo cumplir con las 10 noches, todas espectaculares con una presencia de 10 a 12 mil personas, la ganancia por noche fue de solo mil dólares. 

Caben ser destacados dos aspectos importantes. Una es que ni en aquella edición 2016, ni en esta 2023, no nunca en estos ocho años, se pudo conocer un detalle de la venta de entradas. La otra es que, en 2016, el resultado fue luego de contemplar las inversiones, pero para el balance de esta edición 2023, las inversiones no fueron tomadas en cuenta. Si así hubiera sido, el resultado sería una pérdida de 24 millones de pesos. 

Norman Robson para Gualeguay21