Bien decía el General Perón que la mejor forma de no avanzar en una solución era crear una comisión. Ese fue el recurso del Juez de Familia de Gualeguay frente a la desgraciada vida de un menor de apenas 14 años, el cual vaga a la deriva por la ciudad, sumido en la droga, y aumentando la violencia de sus delitos, al grado de que casi asesinó a una inocente mujer. A casi dos semanas de esa medida, el pibe sin nombre sigue en la calle, mientras la multitudinaria comisión de prestigiosos aún debate qué hacer con él. Inconcebible realidad que explica porqué pasa lo que pasa.

Lo llamamos pibe sin nombre porque esta flamante comisión no quiere "vulnerarlo" mencionando su apodo, pero no le importa que siga en la calle, sumido en la droga y el delito, poniendo en riesgo su vida y la de otros. Su historia es vieja y ya la conocemos todos. Vive donde cae la noche, en la marginalidad de las adicciones, y, por sus delitos, la Policía lo ha detenido hasta dos y tres veces por día. La última vez, este pibe sin nombre casi mata a una joven para robarle la bicicleta. Todas las veces, el Copnaf o su madre lo retiran de Jefatura y de inmediato lo sueltan afuera, desde dónde continúa sus raíds.

No hace falta ser un profesional para saber que debe ser sacado urgente de las calles y puesto a resguardo en un establecimiento para su tratamiento, pero hace meses, sino más de un año, que el Juez de Familia evita darle una solución de ese tipo a este pobre niño, víctima de la desidia pública. Todos saben que es muy probable que esto termine con una muerte, la de él mismo o un tercero, pero eso a nadie le importa lo suficiente.

Insólito

En una reunión celebrada a primera hora del jueves 30 de marzo, en dependencias del Copnaf, por iniciativa del Juez Guercovich, se conformó una multitudinaria comisión para encontrarle una solución a la situación en la que se encuentra el pibe sin nombre. A la misma la conformaron gente del propio Juzgado de Familia, del Copnaf, de la Dirección y de Salud Mental del hospital San Antonio, de la Defensoría de Menores, de las áreas municipales de la Mujer y de la Niñez, de la Departamental de Escuelas, de la Sepacc, de la Fiscalía y de la Policía. 

Se trata de unas veinte personas al servicio del Estado, funcionarios públicos que, en esa primera reunión, y aunque todos, menos el Juez, coincidían en que el pibe sin nombre necesitaba ser internado urgente, aceptaron realizarle una nueva evaluación psiquiátrica. No conformes con los equipos profesionales locales, decidieron enviarlo a Gualeguaychú. La otra medida importante fue crear un grupo de WhatsApp con todos los participantes.

Para cunplir con la primera medida, citaron al pibe sin nombre para el lunes 3 de abril, después del mediodía, pero no apareció. Encomendada la Policía para encontrarlo urgente, y ante su violenta resistencia, la fuerza debió reducirlo para poder trasladarlo a la vecina ciudad. Ninguno de los profesionales de salud locales, y que participan de la comisión, pudo acompañar al niño.

Al cabo de la escueta entrevista, el diagnóstico fue el mismo que ya se tenía acá: bipolaridad, retraso madurativo y consumo extremo, y solo lo medicaron. Con esta evaluación, volvieron a reunirse el miércoles 5 a primera hora, y nuevamente todos coincidieron en su internación urgente en un establecimiento de Federal o Federación, pero el Juez de Familia, nuevamente, se opuso, y prefirió esperar a ver cómo evoluciona con la medicación ordenada. Lo que no pensó el magistrado es que, si al pibe sin nombre no se lo interna, es imposible medicarlo o monitorear cualquier proceso de salud.

Si bien se desconocen los avances en el grupo de WhatsApp, ese fue el último debate de tan jerárquica comisión sobre el destino del pibe sin nombre, y, como desde hace mucho tiempo, él sigue deambulando por las calles de Gualeguay, librado a su suerte, con lo peligros que todos saben que eso significa, pero que a ninguno le importa.

Sin lugar a dudas, lo importante es no ponerle nombre al pibe, que la sociedad no sepa quién es, recién sabremos su nombre luego de su muerte, o de que mate a alguien.

Norman Robson para Gualeguay21