Miserias al desnudo
Lamentablemente, nuestros gremios de trabajadores estatales están cooptados por intereses políticos particulares que priman por sobre aquellos de los trabajadores que dicen representar. Así lo han demostrado, y lo demuestran, sus actos y sus dichos.

Desde hace décadas, en la Argentina, se ha dado un proceso por el cual los sindicatos estatales han sido usurpados por una casta “militante” que solo aspira a hacer política partidaria y no a defender las condiciones laborales de sus afiliados, lo cual ha desnudado una perversa y controvertida relación entre el gremio y la patronal, donde esta última es el propio Estado, por más de una década afín a su moral.
Esta casta, alineada con el kirchnerismo durante todo su imperio, es la que, a partir del derrumbe del 2015, de inmediato salió a inventar entidades, a las cuales adhirió a sus gremios y, desde allí, se dedicó a potenciar sus encubiertas pretensiones políticas, nada que ver con las gremiales.
En este marco, y fundada por esta casta “militante”, nace en 2016 la controvertida “Multisectorial” gualeya, una trinchera, avalada por un sello de goma, desde donde se ataca cualquier actor o acción que les sea inconveniente, o que el atacarla les rinda algún tipo de rédito, netamente político.
Tal el caso de lo ocurrido en la plaza en la última marcha por el hospital, donde este sello de goma llamado “Multisectorial” se apropió de la marcha, tiñó todos sus discursos de política partidaria y desnudó su intolerancia antidemocrática agrediendo a una concejal, una legítima representante del pueblo que solo quiso sumar.
No conformes con ese papelón, desde esa facción salen a atacar la relevante figura de Mario Amado, uno de los estafados en la marcha, por hacer pública su decepción en el diario local El Debate Pregón.
En ese mismo medio, Zulema Perchivale, quien se autodefinió como “docente de primaria, afiliada a Agmer, militante sindical, de la APDH, y del peronismo (partido que hasta hoy ha sido el único que ha hecho algo por los, históricamente, vulnerados)”, se atrevió a responderle exhibiendo su claro resentimiento social.
La intolerancia antidemocrática de esta “dirigencia militante”, expuesta al cabo de aquella marcha, es confirmada por el tenor de esta respuesta de Percivale al Sr. Amado, en la cual no solo reconoce abiertamente el sentido político de la “Multisectorial”, sino que se apropia del gremio al que pertenece, se arroga una representación que carece, justifica sus atropellos y desmerece al Sr. Amado, fundador de Lucecitas, aludiendo a su condición de empresario que no necesita nada, que no sabe de luchas, y que seguro manda sus hijos a un colegio privado, “ya que le va bien en los negocios”.
Claro como el cristal.
Vale destacar que estas personas, como Perchivale, están en todo su derecho de hacer política, pero desde el partido político de su preferencia. No tienen derecho alguno estas personas, mucho menos Perchivale, a explotar los recursos de los trabajadores y, mucho menos, aprovechándose de su representación, para hacer política partidaria, pues eso es, lisa y llanamente, otra estafa, mucho peor que la de la marcha.
¿Acaso no se dan cuenta de que el pueblo se da cuenta? ¿De que los trabajadores en particular, y los ciudadanos en general, estamos cansados de todo esto? ¿Realmente creen que de este modo van a seducir a los argentinos, a los entrerrianos, o a los gualeyos? ¿Tan estúpidos nos consideran?
Por favor, no desnudemos más miserias.
Norman Robson para Gualeguay21