Basta de cháchara
“… y hoy resulta que algunos imberbes pretenden tener más mérito que los que durante veinte años lucharon…” dijo el General en el 74, y hoy, casi 40 años después, debe pensar lo mismo cuando escucha a nuevos imberbes comenzar sus huecos alegatos diciendo “Busco informar que es la expropiación en el mundo jurídico…”.
Nuestro imberbe vernáculo, afortunado estudiante de leyes, explica, a lo largo de más de media página, que los institutos del derecho no están al alcance de las gentes, mientras infiere que seres serviles al enemigo nacional hablan equivocadamente de avasallamiento y medidas coactivas.
Nuestro púber legal, autodeclarado simpatizante kirchnerista, asegura la constitucionalidad de la expropiación aportando variados artículos e incisos, y haciendo referencia al mismísimo Pacto de Costa Rica, como si su maraña terminológica certificara algo.
Más adelante en su protagónico mediático, nuestro joven embarró un poco más el asunto incluyendo el concepto de confiscación, primero, y el de utilidad pública, después, batiendo todo en un extraño coctel jurídico político.
Luego de tejer meticulosamente este enredo, el joven se ofreció gentilmente a desenredarlo sugiriendo que debemos dividir la medida municipal en sus aspectos político y jurídico, dejando claro que desde lo jurídico es indiscutible y aprovechando lo político para destacar que no se debe faltar el respeto al intendente, aunque viole las leyes reiterada y compulsivamente.
De esta manera, nuestro joven paladín ratificó la existencia de argumentos suficientes para la declaración de la utilidad pública, pero sin tomarse la molestia de enumerar, ni esbozar, alguno de estos, y luego volvió a versar sobre la expropiación asegurando la existencia de muchos casos y destacando que siempre el Estado busca el bien común.
Por último, el novel estudiante despreció la voluntad popular y se atrincheró en su convencimiento sobre la legitimidad de la medida y en las elecciones ganadas, dejando claro que eso es suficiente para avanzar sobre lo que consideren necesario.
Lo cierto es que los términos altisonantes y la mescolanza de figuras jurídicas fueron expuestas en vano, ya que quienes criticamos esta medida por inválida, inapropiada, abusiva, arbitraria y sospechosa, no criticamos la genuina herramienta política de la expropiación, validada por la Constitución Nacional, sino que denunciamos la inviabilidad de la utilidad pública, algo que el joven evitó exponer.
Alguien debería comentarle a nuestro joven que existe, en estado de abandono, el balneario municipal, arraigado en nuestra sociedad desde hace casi un siglo, que existen terrenos públicos destinados a ser balnearios por ordenanza municipal, que existen proyectos de balneario tanto en el reservorio como en la costanera, que hay dos balnearios privados, Paso de Alonso y Paso Coronel, que prevén abrir sus puertas esta temporada, y que todo esto hace que sea lisa y llanamente inapropiado declarar la utilidad pública de otro terreno con potencialidades balnearias, sea Paso de Alonso o cualquier otro.
Por eso, recordando a aquel viejo caudillo catamarqueño, basta de cháchara por favor.
Norman Robson para Gualeguay21