El borde de la sartén
En el extenso documento titulado “El borde de la sartén”, la Asamblea de Filosofía de la Uader señaló que “luego de 12 años de lucha constante (desde la creación de la universidad en 2000), en pos de lograr el ejercicio pleno de nuestra autonomía y la construcción de una universidad auténticamente
democrática, que tenga como horizonte las necesidades e inquietudes del pueblo entrerriano para brindarle respuestas, y confrontando con los intereses sectoriales y corporativos de la distintas gestiones interventoras, de una minoría al interior -cómplice del gobierno provincial- que quiso convertirla en un botín político, y a poco de culminar el proceso de normalización, esta maniobra autoritaria del poder nacional resulta una tomada de pelo y constituye abiertamente una estafa al conjunto de nuestra comunidad. La ‘nueva’ universidad nos quiere someter a la ‘vieja’ lógica: intervención, (des)manejos arbitrarios y negociados con nuestro presupuesto”.
Más adelante hizo notar que si la Uader se nacionalizara, “ellos (el gobierno) dicen que nuestra oferta académica (o sea, nuestras carreras) deberá compatibilizarse con la existente en otras universidades nacionales por cercanía geográfica. Es decir que si nuestras carreras si dictan en ciudades aledañas, dentro o fuera de la provincia, pueden cerrarlas dejándonos a la deriva, como ya sucedió años atrás”.
Sin embargo, la Asamblea aclaró que “esta es una medida que va en sintonía con la permanente y sistemática política de entrega y sumisión del gobierno provincial al gobierno nacional. La entrega de los recursos de coparticipación (de 100 pesos que producimos los entrerrianos más de 70 se los queda el gobierno nacional) que ahoga a la provincia y la convierte en rehén del poder central, continuando las políticas del menemismo; la entrega de los fondos previsionales de la provincia para sostener el desmanejo de la Anses; ahora también la entrega de la Uader, con su patrimonio -edilicio, cultural, académico-, para sumarla al desconcierto de las universidades nacionales que viven sumidas en una profunda crisis política y presupuestaria”.
Tras esa aclaración se preguntó: “¿Y la Autonomía? ¿Y el Federalismo? ¿Y la democracia, la participación, el respeto a la autodeterminación de los pueblos? ¿Y cuáles son los supuestos argumentos -o argucias- a favor de este proyecto…?”.
También ironizó sobre los argumentos del gobierno: “’que por ser una universidad nacional vamos a acceder a mayores beneficios, en programas de investigación, becas’, entre otros. ¿Y es que no somos parte del país? ¿Es que las universidades provinciales no tienen derecho a acceder a estos programas y becas? ¿Dónde queda la tan anhelada igualdad si existe claramente una jerarquía mayor para las universidades nacionales que excluye a las provinciales, dentro de un escenario que se dice democrático que no sólo acepta la diversidad, sino que además lucha por ella? Parecería más bien ser una extorsión: si querés presupuesto y planes, entregame tu patrimonio y tu autonomía”.
“’Que los trabajadores administrativos y no docentes van a mejorar sus condiciones laborales y salarios’. ¿O sea que este gobierno no se las puede dar? ¿Y entonces qué tipo de gobierno tenemos? ¿Y dónde está el gobierno popular que representa a los trabajadores, que vela por el respeto a sus derechos?”.
“’Que la provincia no tiene presupuesto’. ¿Y por qué entonces no recuperamos los históricos niveles de coparticipación (cincuenta para la provincia y cincuenta para la nación? ¿No nos alcanzaría así la plata para mejorar nuestra educación, nuestra salud, y los salarios y condiciones de nuestros trabajadores? ¿Hay plata para hacer un estadio de 1000 millones de pesos pero no para las necesidades reales de nuestra comunidad?”.
Borrar la identidad
Muy crítica, la Asamblea de Filosofía marcó que “este proyecto refleja el intento por borrar la identidad de la Uader, construida a lo largo de estos 12 años de incansable y constante lucha en pos de la tan deseada Autonomía, por parte de toda la comunidad entrerriana, en desmedro de la misma, y la desaparición de la historia para que no se conozca, para negarla, para esconderla. No se afianza sino que se elimina la identidad que hemos logrado”.
Por eso consideró que “esta es una maniobra más de la política corrupta, mezquina y amiguista que solo realiza negociados para sus propios beneficios, atropellando la voluntad de los muchos para engordar los bolsillos de unos pocos”.
Y advirtió que “este problema nos afecta a todos, y por ello debemos reunirnos en una sola lucha común. Es momento de llamar al conjunto de la comunidad universitaria al debate y la acción política, asumiendo un rol activo en la construcción de universidad verdaderamente autónoma, democrática y horizontal”.
AIM Digital