Acá no pasa nada

Cualquier vecino, también, ante este escenario, independientemente de su poder adquisitivo, hace una revisión medianamente exhaustiva sobre su estado de situación económica y financiera de cara a la situación general planteada.
En este sentido, cualquier vecino, mínimamente, replantea sus gastos y revisa la seguridad de sus ingresos en este nuevo contexto, y, de ser necesario, readapta su régimen al mismo.
No es descabellado que así lo haga, ya que, salvando las distancias, así lo hacen hoy la Nación, y la Provincia, quienes desde hace ya largo rato cerraron todos las canillas, y para reabrir alguna hacen falta, por lo menos, unas veinte firmas, incluida la de algún tatarabuelo desaparecido.
Es que las facturas de la fiesta llegaron en el peor momento.
Pero más allá de acertado o no el manejo de las cajas, lo cierto y concreto es que están, sino secas, por lo menos congeladas.
Ahora bien, volviendo a las experiencias enunciadas de cualquier vecino, es preciso resaltar su grado de sorpresa cuando esa crisis tan comentada en la tele, y reconocida por ambos bandos, parece no haber llegado a estos pagos, donde la Gestión local no ha alterado su conducta ni sus planes en el más mínimo de sus sentidos.
Tal es así, que días pasados ordenó a sus secuaces aprobar sin ningún tipo de argumentos, mucho menos explicaciones, una extensión de cinco millones de pesos al presupuesto 2014.
¿Para qué?
Si bien los seudoediles nunca quisieron confesarlo en la sesión, ellos son así, sí existen algunos indicios sobre a qué o quién estarían destinadas algunas de estas monedas.
Uno de los indicios más ciertos lo da el Decreto 1028 del Poder Ejecutivo, firmado por Erro y asociados, por el cual se dispone el circo de Agapornis en noviembre, con unos 160 mil pesos de cachet y no quiero saber cuánto más.
Un circo que puede llegar a costarnos a nosotros más de medio palo en pesos, incluidos el fructífero negocio de banners e imágenes, y que, más del doble de lo que le costaría a otro pueblo, si se investiga un poco al respecto.
O sea que un diez por ciento de la ampliación del presupuesto 2014 es para costear una joda en la Costanera cuando el país se encuentra atravesando una nueva crisis que aún no está dimensionada, pero que los pronósticos más alentadores dan cuenta de impactos negativos importantes.
¿Incompetencia, necedad o alevosía sin escrúpulos?
Creo que las tres causales pueden comulgar en el preocupante abuso de esta Gestión, ya que un incompetente puede hipotecar el futuro del pueblo, un necio puede no preparar a su pueblo para el futuro, y solo un alevoso sin escrúpulos puede cometer ambos fatalidades en beneficio propio.
Si no es así… ¿Por qué no justifican la ampliación del presupuesto?
Norman Robson para Gualeguay21