10 diciembre, 2024 2:14 am
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Adultos, mayores, radiantes

Como en una película de Fellini, ellos y ellas liberan las riendas de su locura demostrando que aún sobran las ganas de vivir y, así, traspiran vital alegría al ritmo que sea. Hay baile en la Procopa.

BLANCO-NEGRO

Las chicas te reciben en la puerta. La cantina a la derecha, el bailongo a la izquierda. No hay celus, ni sicodelia, ni DJ. Toca la banda y ellos y ellas giran en la pista del salón central. No hay modas, no hay tendencias, solo amor a la vida.

Las caras son todas conocidas, su desenfado, fresco, sorprende. Les sale de adentro, son sus ganas de vivir. ¿Quién dijo que la vida se acaba a los cincuenta?

Solos, solas, parejas. No importa. La idea es revelarse contra el sistema, y para ello cuentan con la complicidad de la Procopa y la Red de Adultos Mayores.

La casa de 9 de Julio y San Martín, después de las ocho de la noche, es de ellas y ellos. Bebidas y exquisiteces de factura casera. Pizzas y empanadas. Pastelitos de postre. Bebidas y tragos.

Esta vez el ritmo lo marca el Diego Galván y su equipo. Arranca el baile. A lo largo de la velada sale cumbia y no falta la ronda o el trencito. Me la encontré a Doña Adela: feliz. Pinta un tango y Alicia y José destejen un dos por cuatro. Le toca el turno a los pasodobles, y nadie se queda sentado. Doña Coca se luce con Federico: despilfarrando alegría. Llegan las tarantelas y la vida les brota a los saltos. Un chamamé y a alguno se le escapa un sapucai. Don Juan y la señora se anotan en todas. Me la pierdo a Doña Ina: un ejemplo de vida.

Un descanso y sigue el bailongo. Otro descanso y así hasta que ardan las velas. Ellas y ellos, incansables, bailan, saltan, cantan, sonríen, se pavonean, se ríen, disfrutan, viven. Viven.

En la atmósfera del salón, el amor flota en el aire: el amor a la vida.

Me fui contento. Sonriendo. Feliz de haber descubierto que podemos sobrevivir a los caprichos del sistema. Así fue que, camino a casa, renové mis votos con el amor, el amor a la vida, el cual, como la vida, existe mucho más allá de los cincuenta.

Llegando a casa me sorprendí susurrando aquel tema de Violeta Parra: Gracias a la vida.

Norman Robson para Gualeguay21

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