Cómo llegamos al colapso
Una revisión del crecimiento de los contagios en la ciudad de Gualeguay a lo largo de las últimas semanas, junto a las medidas dispuestas por las autoridades en ese lapso, demuestra que este colapso era previsible, sino evitable. Esto compromete a los responsables, pues, si no lo sabían, deberían haberlo sabido, y actuado en consecuencia. Hoy, la tendencia, y la ya probada ineficacia de estas medidas, amenazan con convertir el sufrimiento en una agonía.
Un repaso por los casos positivos de las últimas 10 semanas, acumulados a cada jueves, no solo muestra un crecimiento sostenido de casos de covid, sino que, también, muestra que las restricciones impuestas durante abril y mayo en nada habrían impactado en su evolución.
En este sentido, cabe recordar que el pasado 9 de abril, 6 semanas atrás, después de pasar de un total semanal de 13 casos positivos a 59 en 4 semanas, y habiéndose clasificado a Gualeguay como una ciudad de alto riesgo sanitario, las autoridades dispusieron algunas restricciones y una nocturnidad de 0 a 6 horas, solo de lunes a viernes.
Dos semanas después, el 20 de abril, luego de una duplicación de los casos, se dispuso una nocturnidad de 0 a 6 horas para toda la semana, y, dos semanas más tarde, el 3 de mayo, al ver que continuaba el crecimiento, se amplió nuevamente la nocturnidad de 23 a 6 horas, y una circulación permitida desde la hora 6 hasta la hora 20.
Por último, a partir de ayer, 20 de mayo, las autoridades establecieron, indiferentes a estos datos, que la nocturnidad sea de 22 a 6, y mantuvieron el horario de circulación hasta las 20 horas, a la vez que prohibieron todas las actividades sociales, pero en ningún momento mencionaron alguna otra acción por su parte.
Estos datos, que deberían haber sido tenidos en cuenta por las autoridades, demuestran, por un lado, que, desde hace varias semanas, el virus se está propagando aceleradamente, y, por el otro, que las medidas que se están tomando en nada lo detienen. Pero lo más preocupante es que, de proyectar los contagios, si no median otras medidas de fondo, dentro de dos semanas, podríamos alcanzar los 280 casos semanales, y difícilmente la Terapia tenga un alivio.
Ahora bien, si tenemos en cuenta la dinámica del contagio, este crecimiento de casos pone en evidencia la desafortunada actuación de los distintos responsables de contener el avance del virus a lo largo del proceso de infección, la cual se aprecia en evidentes y negligentes ausencias que facilitaron, y siguen facilitando, el avance de la pandemia:
1. La falta de seguimiento y control de los aislados y positivos, por parte de Salud, a partir de la cual quienes deberían estar confinados andan en la calle.
2. La no provisión de información veraz y completa sobre los contagios, por parte de Salud, lo cual impide conocer cómo se están dando los contagios y actuar en consecuencia.
3. La falta de control en la aplicación de los protocolos, por parte de la Inspección General Municipal, lo cual puede apreciarse en comercios y lugares de trabajo que nunca recibieron una visita municipal.
4. La indiferencia de la Policía y la Justicia ante las flagrantes violaciones del artículo 205 del Código Penal, cuando deberían actuar cumpliendo sus deberes y protegiendo a los ciudadanos.
5. La actitud pasiva del Poder Ejecutivo Municipal, principal responsable político en la protección de derechos de los ciudadanos, cuando debería adoptar un papel de liderazgo alineando los actores e imponiendo el orden en el debido marco de seguridad sanitaria.
Sin lugar a dudas, estas ausencias han propiciado, y aún propician, la propagación viral, forman parte importante del problema que nos asola, y deberían ser resueltas mientras se cumplen con las restricciones dispuestas para reducir drásticamente los contagios. Caso contrario, de seguir sin actuar, confiando en una dilatada vacunación de incierto efecto, y, en el interín, seguir culpando a la ciudadanía por todos los males, puede resultar nefasto para Gualeguay, ya que de continuar el ritmo de estas 10 semanas, si las medidas adoptadas no surten efecto, las consecuencias podrían ser trágicas.
Norman Robson para Gualeguay21