Cómo nos manipulan nuestra realidad
La manipulación de la Justicia y de la Prensa por parte del Poder es una realidad escalofriante que, se crea o no por la sociedad, atenta contra nuestras más caras garantías constitucionales.
Desde el inicio de la causa por el fideicomiso creado por el difunto Alfredo Ascar, desde este espacio expusimos las irregularidades de este caso, en el cual, con el objeto de invalidar lo dispuesto por Ascar y que la heredera recupere sus bienes, se involucró y culpó a seis inocentes.
Del mismo modo, desde un principio también desnudamos la perversión del Ministerio Público Fiscal y de algunos medios funcionales que, a través de medios locales y provinciales, difundieron mentirosos titulares y contenidos sobre la causa que involucró, sin participar, al Escribano Mayor de Gobierno, Francisco Gastaldi.
Estos días, el Tribunal de Casación provincial atendió la apelación de la defensa de los involucrados en esta causa rechazando los legítimos argumentos planteados, pero, incomprensiblemente, reduciéndoles la pena de forma de que la prisión no sea efectiva.
Ahora bien, a pesar de la disposición de Casación, ElEntreRíos.com tituló “Gastaldi estafó y se quedó con 37 inmuebles, pero no irá preso”, replicando una nota de Página Política suscripta por Federico Malvasio, periodista que lideró, desde el inicio de la causa, exagerados, cuando no mentirosos, titulares y contenidos al respecto.
Tal es la ignorancia que tienen estos medios del caso, que aseguran que Rosa Argentina Ahibe es hija de Ascar, cuando era su concubina, y afirman que Casación redujo la pena porque los condenados pueden devolver las propiedades, cuando nunca estuvieron en sus manos.
A lo largo de las diferentes publicaciones firmadas por Malvasio, todas con tan rimbombantes como falsos titulares, se incurrió en un sinnúmero de imprecisiones que desnudaron el total desconocimiento sobre la causa y un supuesto mandato a condenar socialmente al otrora Escribano Mayor.
Claro está que toda la tendenciosidad de las publicaciones siempre apuntaron contra Gastaldi, y casi nunca se mencionó que junto al Escribano estaban sus dos hijos, el sobrino de Ascar con la señora, y un jubilado bancario cuyo único pecado fue responder al pedido de su amigo Ascar.
Indiferentes a la realidad de la causa, y al contenido del caso, Malvasio y compañía no dudaron en difundir masivamente las falacias y tergiversaciones que surgían desde la Justicia, mentiras que no solo vulneraron los derechos de estas víctimas sino que las condenaron socialmente, provocándoles irreparables daños económicos y de salud.
Estos hechos, donde fiscales, jueces y comunicadores confabulan para instalar en la sociedad una realidad que afecta a inocentes solamente para encubrir sus verdaderos intereses desnuda la vulnerabilidad de los ciudadanos ante la codicia inescrupulosa del Poder.
Quien dude de esto solo debe leer las sentencias y enterarse de que se trata, ya que la servilidad de funcionarios y periodistas ha impuesto la incredulidad.
Norman Robson para Gualeguay21