7 octubre, 2024 12:59 am
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Cosas que pasan, cosas que asustan

La noche del miércoles pintaba tranquila y la brisa costera acariciaba el encuentro de los comensales que cenaban en un conocido restaurante ubicado en el corazón del parque Quintana. Cinco mesas, una veintena de cubiertos. Unos gurises chicos correteando mientras los grandes se sumerguían en la amenidad de la charla.

Repentinamente, la paz del marco natural del lugar se vio interrumpida por un joven que llegaba corriendo desde el sector del puente peatonal. La sorpresa, rápidamente, mutó en convulsión. Al muchacho lo perseguía una amenazadora horda de sujetos vociferantes.

Desesperado, el perseguido se refugió en el interior del restaurante. Estaba malherido: un puntazo de arma blanca, en la espalda, manchaba de sangre su remera. Alguien lo atendió como pudo, llamó a la policía y a la ambulancia. Los desaforados perseguidores lo vieron, se miraron entre ellos y decidieron ir por él.

Afortunadamente, uno de los parroquianos, en un acto de arrojo, o de loca irresponsabilidad, se interpuso al malón que ya alcanzaba la entrada. Discusión va, palabras vienen, la horda claudicó en sus intenciones y volvió sobre sus pasos hacia el puente.

Igualmente, mientras improvisaban primeros auxilios, a la espera de la policía y la ambulancia, un auto rondó el lugar acelerando intimidatoriamente.

Finalmente, llegó la fuerza pública, pero mucho no se inmutó. Después llegó la familia del herido, quiso llevárselo. Alguien lo impidió. Llegó la ambulancia, y se lo llevó. La familia se fue detrás. La policía también.

De ese modo, todo volvió a la tranquilidad de media hora antes, pero una escalofriante inquietud quedó sobrevolando la consciencia de los parroquianos, y de los anfitriones. ¿Y si lo punteaban al valiente parroquiano? ¿Y si se ganaban adentro? ¿Y las mujeres? ¿Y los gurises? Los escalofríos asaltaron a varios, y agradecieron a Dios.

Seguramente esto no sea noticia, ni sea publicado en el Facebook de la Policía local, pero no por ello deja de ser una señal de alerta. ¿O vamos a esperar que alguien  resulte muerto?

Gualeguay21

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