Desafío heroico
Así como hace doscientos años, los héroes eran los próceres que debían tener el coraje y el valor de luchar heroicamente y con dolor por la Independencia de nuestra Patria, hoy un héroe es aquel que decide, entre otras cosas, ser un ciudadano.

Es un desafío heroico salir de la cómoda habitación de ser un habitante que mira todo lo que nos pasa, al comprometido protagonismo de ejercer tanto los derechos como las obligaciones cívicas que establece como pacto la Constitución.
Para ser ciudadano no hay que estar dispuestos sólo a reclamar los derechos, en general tarde y mal, sino anticiparse temprano y bien a asumir las obligaciones cívicas que son un imperativo ético.
Hay que hacerse ciudadano dejando de ser el habitante que hace la plancha, esperando que algún día le hagan el país que cree merecer.
Un ciudadano pleno no es el que vota cada dos años, sino que el sostiene el contrato de representación en la expansión por participación de los principios, los valores y la visión que no sólo la religión tiene hoy, sino que la tuvieron desde la fundación. La política y la participación son temas en los que somos espiritualmente analfabetos de la participación, de la responsabilidad, tenemos que hacer un trabajo de catequesis cívica y educarnos como ciudadanos.
La educación cívica no puede ser una materia del secundario, es una materia primaria en la Nación, necesitamos ciudadanos.
Los héroes contemporáneos de la Nación son los ciudadanos, hoy ser ciudadano es una gesta patria.
¿Tenés que ocuparte de todo? No, sólo de tu parte pública, tu ser ciudadano, no ser demandante sino oferente, no estar preguntando qué te vas a llevar, qué te van a dar, en qué te vas a beneficiar, sino contestando con sinceridad qué vas a poner.
Rabino Sergio Bergman