26 julio, 2024 8:26 pm
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Dime qué dices y te diré cómo eres

Al igual que en 2015, antes de asumir, Análisis le preguntó al Gobernador Gustavo Bordet qué pasará con aquellos funcionarios que tienen causas judiciales y ocupan lugares de importancia, y éste no tuvo mejor tino que poner de ejemplo a Erro, desnudando así la esencia moral de su gestión.

Bordet hizo, aquella vez, una apuesta fuerte a la transparencia del Estado, donde quiso mantenerse alejado de episodios irregulares, pero aquello que escribió con la mano debió borrarlo rápidamente con el codo, ya que en su entorno le resultó imposible cumplirlo.

Esta vez, el Gobernador, ni lerdo ni perezoso, y aprovechando su agilidad de cintura, le reconoció a Análisis: “En esa oportunidad cometí una equivocación”, y agregó: “en ese momento tendría que haber dicho que nosotros no vamos a tener funcionarios que tienen un proceso en marcha con una definición clara”.

Demás está decir que el grado de claridad sobre un delito es algo muy subjetivo, sujeto a los parámetros morales de quien mira. Si no fuese así, para qué tener Justicia, y para qué tener un carísimo sistema de justicia, con códigos de procesamiento y códigos penales.

Así es que, al respecto, Bordet agregó que “sospechas siempre pueden existir, pero luego resulta todo lo contrario o algo diferente”, y, de inmediato, puso el ejemplo del Luis Erro, el intendente de Gualeguay que acumula casi una docena de procesos por corrupto, según el sistema judicial entrerriano, pero que, gracias al propio Bordet, y a la Justicia independiente de Entre Ríos, en las manos del Dr. Emilio Castrillón, se trataría de delitos que no son tan graves.

Tal es así que, ésta vez, Bordet le respondió a Análisis Digital que “por una causa absurda, como el haber tomado la luz para un acto partidario”, lo cual es delito para el Código Penal de la Nación, Erro “afrontó un proceso donde, de manera definitiva el Superior Tribunal de Justicia dictamina la absolución”.

A partir del ejemplo de Erro, Bordet entendió que, “cuando hay circunstancias que lo ameritan, uno evalúa y pide la renuncia”. Dicho esto, el Gobernador sostuvo lo siguiente: “Del mismo modo, quiero decir que hemos sido muy estrictos en normas de transparencias y tratar de evitar que se produzcan hechos de corrupción. Y cuando lo hemos detectado, automáticamente hemos pedido la renuncia de los funcionarios involucrados”.

O sea, en una clara inspiración Zaffaroniana, en Entre Ríos, mientras el Bordet y Castrillón puedan manejar la Justicia, no importa que un funcionario sea delincuente, podrá seguir tranquilo en su puesto a expensas del pueblo. Siempre y cuando sirva a la causa política, por supuesto.

Por último, para cerrar su respuesta, Bordet aseguró que quieren hacer un gobierno como el que han hecho, “de cara a la sociedad y de cara a la gente”, y “donde cada funcionario, si está acusado de algo, tendrá que defenderse y decir su verdad”.

De este modo, el Gobernador reelecto de la Provincia de Entre Ríos, donde ganó Macri, defiende al exintendente de Gualeguay, donde arrasó Macri, y justifica la participación de otros personajes de corrupta trayectoria dentro de su entorno. ¿Será una cuestión de comodidad, o solo que le resulta imposible rodearse de gente honesta?

Norman Robson para Gualeguay21

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