El adiós a un ser querido
Gualeguay hoy despide a un ser querido. Un ser querido en toda la dimensión de lo que eso significa, pues más allá de cualquier controversia que haya surgido a partir de su llegada a la política, nadie puede negar su devoción casi obsesiva por el otro. Un corazón cien por ciento gualeyo que dejó su profunda huella a lo largo y a lo ancho de su querida ciudad. Hoy se va Federico Bogdan, pero su espíritu sobrevive en el corazón de su gente.
Desde el Jockey Club, desde la Procopa, desde el Centro Económico, desde la Corporación para el Desarrollo, y desde cualquier trinchera social que él haya podido ocupar, Federico ha sabido llegar a la gente materializando siempre alguna solución. Federico fue siempre sinónimo de solución para mucha gente. Quien haya tenido la suerte de compartir un mate con él sabe bien de que hablo.
Sus gestiones voluntarias ante hospitales o asociaciones civiles de Buenos Aires o Rosario, para obtener esas soluciones que la gente tanto necesitaba, no podrán olvidarse nunca. Quedarán en la memoria colectiva por mucho tiempo. Fueron muchos los que lo visitaron en el transporte, donde lo encontraron controlando alguna carga o descarga. Ellos pueden dar fe de su sonrisa y de su eterna buena disposición para recibirlos y tratar de ayudar.
Pero Federico, en su afán de ayudar a su Gualeguay, casi desesperado por darle todo eso que su pueblo merecía, siempre chocaba con las miserias políticas de turno. Eso lo enojaba, lo sublevaba. Eso fue lo que lo motivó, en su casi inocente simpleza, a participar en política, y ser el Intendente de Gualeguay hasta hoy. El poder político sería lo que le permitiría consumar todos sus sueños.
Si bien en la arena política Federico descubrió que las miserias se le seguían interponiendo, en estos casi cinco años nunca bajó los brazos, y se va dejándole a Gualeguay algo mucho más importante que la cantidad de obras logradas. Se va habiendo demostrado que se puede ser político y honesto, algo que muchos creíamos imposible.
Así Gualeguay despide hoy a este ser tan querido, con todo el reconocimiento ganado y el cariño merecido. Hasta siempre, Federico.
Norman Robson para Gualeguay21