El costo de enfrentar al poder
El Fiscal Ignacio Telenta osó allanar al poder y eso no se hace. Así se lo está haciendo saber el Senado entrerriano al pretencioso fiscal que ya calificó para juez. El poder no quiere gente así, menos en la Justicia.

Tal es así que esta semana, la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado provincial continuará analizando si avanza o no con la designación de Telenta como Juez de Garantías y Transición, luego de haber sido cuestionado por su accionar en el caso Benvenuto.
Resulta curioso que esta misma Cámara sí aprobara, con celeridad, liviandad y sin tantas vueltas, el nombramiento de Dardo Tortul, quien no solo era jefe de Telenta en aquel caso, sino que, además, estaba comprometido, entre otras, en la estafa del barrio 80 viviendas de Gualeguay, donde su mujer, Paola Rubattino, era una de las partes responsables.
Llamativamente, a los senadores no les molestó en nada aprobar el nombramiento de un juez con dudosos procederes como coordinador de fiscales, pero si dilata, con total alevosía, el de aquel que, en cumplimiento estricto de su deber, se atreve a incomodar a ex funcionarios.
Cabe recordar que Telenta fue el fiscal que llevó adelante el sonado crimen de Micaela García y, luego de las desprolijidades de su par Agustín Gianini, y del coordinador de fiscales, Dardo Tortul, debió intervenir en la causa por la desaparición de Omar Benvenuto.
En el marco de este último caso, Telenta, promediando la investigación de Gianini y Tortul, fue quien pidió los allanamientos de los políticos Luis Erro y Hugo Lesca, señalados por aquellos como involucrados, lo que despertó la iracunda indignación de allanados.
Como corolario de esto, Gianini dejó la Justicia, a Tortul lo hicieron juez, y a Telenta lo están haciendo parir por haber desafiado el poder.
Lo cierto es que, de acuerdo a los que saben, el Fiscal se atuvo a derecho al solicitar los allanamientos, los cuales, en realidad, fueron ordenados por la Juez de Garantías y ejecutados por la Policía. Pero, claro, se trataba de ex funcionarios, como lo serán los que hoy están y que no quieren tener que pasar por algo así con personajes como éste.
Desafortunadamente, estas actitudes nos demuestran el porqué, o los porqués, de la mala calidad de justicia que tenemos en Entre Ríos, gracias a la cual viven en la impunidad Erro, Urribarri y Broggi, le robaron un hijo a Forneron, y desaparecieron los Gil, María Fernanda y Benvenuto, sin que nadie sepa más de ellos.
¿Qué se puede esperar?
Norman Robson para Gualeguay21