El desafío de Berisso
Lamentablemente, el dolor y la tristeza por la muerte de Federico Bogdan no detienen el mundo, sino que la vida continúa y, en Gualeguay, siguen creciendo los casos por covid y se sigue agravando la situación económica general. En este contexto, la ex vice, Verónica Berisso, enfrenta el recambio político institucional. Dos frentes externos, la pandemia y la crisis económica, y un frente interno, todos queriendo reacomodarse según el nuevo gobierno.

De acuerdo a la ley, ya estaría definido que no hay elecciones, que Berisso ya es la Intendente, y que Martínez Epele es concejal y presidente del Concejo Deliberante al mismo tiempo, así que la flamante Presidente Municipal solo debe acomodar sus fichas para gobernar por los próximos tres años. Pero esto no será tan sencillo como suena.
Como primera medida, recordemos que el gobierno actual es una bolsa de fuerzas políticas reunidas detrás de Bogdan en el 2015. Conviven en esta gestión municipal el bogdanismo puro, los 100% gualeyos, los radicales, y los del Pro, ya que del peronismo antiK no quedó nada. Claro está que cada uno de estos sectores tiene intereses y expectativas propias, muchas puestas en el 2023, para las que reacomodarse en el nuevo concierto sería fundamental, sino vital.
Al mismo tiempo, Berisso hereda un funcionariado a la medida del exintendente, y sería lógico que, temprano o tarde, reemplace éste por un equipo de su confianza y preparado para llevar adelante un proyecto de gobierno que enfrente un futuro que se presenta más que complicado, tanto en lo sanitario como en lo económico. En algún otro país ya habrían puesto su renuncia a disposición del nuevo jefe, pero esas cosas acá no pasan.
A éstas dos situaciones se suma la necesidad de que la sociedad gualeya en general, y los dirigentes políticos en particular, entiendan, y acepten, que Berisso no es Bogdan, ni podrá serlo nunca, y que ni siquiera tiene que parecerse. Lo que la sociedad de Gualeguay debe exigirle a Beriso es que gobierne en beneficio de los intereses del pueblo, el mismo que la votó en 2019 junto al exintendente.
El desafío de Berisso, en estos tres años de gobierno que debe cumplir, es gobernar ordenando la convivencia en pandemia de acuerdo a una nueva realidad para que no arrase con nuestra salud, es gobernar conteniendo y atendiendo las crecientes recesión y pobreza para que nos cueste lo menos posible, y es gobernar el impacto local de un inminente colapso económico general para que no liquide nuestra ya menguada capacidad productiva.
De este modo, se plantean cinco grandes, sino enormes, inquietudes respecto al futuro inmediato de Gualeguay y sus gualeyos frente a lo que se viene. Cinco enigmas o misterios que, a partir de hoy, empiezan a desvelar a los vecinos.
1. ¿Tiene Berisso un proyecto de gobierno a la altura de la realidad que enfrenta?
2. ¿Sabe Berisso como enfrentar la pandemia y la crisis económica?
3. ¿Cuenta Berisso con gente preparada que la quieran acompañar en esta gestión?
4. ¿Es Berisso capaz de lidiar con los diferentes frentes internos y de alinearlos detrás de su proyecto de gobierno?
5. ¿Puede Berisso liderar ese proyecto? ¿la acompañarán las otras fuerzas, o se le opondrán?
Sea como sea, ya no recae en Bogdan, sino en Berisso, la responsabilidad sobre el futuro inmediato de Gualeguay. Sea para bien, o sea para mal, durante los próximos tres años, la primera mujer intendente en la historia de nuestra ciudad tendrá en sus exclusivas manos nuestro destino. Dios la ilumine.
Norman Robson para Gualeguay21