El enojo del turismo entrerriano
Desde hace meses, el sector turístico entrerriano sabe que el reinicio de las actividades depende de tres condiciones fundamentales: que logren sobrevivir como prestadores, que la demanda se recupere y elija nuevamente Entre Ríos, y que el Estado disponga el marco de seguridad sanitaria para la actividad. Hoy, la Nación habilitó el turismo y ya hay demanda, pero el gobierno entrerriano no se define, y los turistas se van a otros destinos, mientras cada día nuevos prestadores quedan en el camino. Como para no enojarse.

Ante esta perversa situación, desde la Cámara Entrerriana de Turismo, los prestadores se manifestaron indignados y superados por la inescrupulosa actitud del Gobierno de Entre Ríos, al cual no se le piden recursos de ningún tipo, sino que establezcan y comuniquen el marco sanitario en que la provincia recibirá al turismo, y los correspondientes protocolos a implementar en cada prestación. Algo que las demás provincias argentinas ya han resuelto.
Frente a ésto, es razonable el enojo, o desesperación, de los prestadores, quienes con un enorme esfuerzo lograron sobrevivir a la pandemia y a la recesión, y hoy tienen que ver, impotentes, como sus clientes, ante la falta de definiciones para poder venir a Entre Ríos, se van a otros destinos.
En otras palabras, a pesar de que hace varias semanas que el Gobierno Nacional dio luz verde para la actividad turística en el territorio nacional, ciertamente bajo estrictos protocolos, y de que hace otras tantas semanas que los prestadores están recibiendo consultas de interesados en visitar la provincia, desde el Gobierno Provincial aún no han definido el marco de protocolos sanitarios a utilizar en los distintos tipo de prestaciones, ni a partir de cuando se podrán recibir turistas.
O sea que reciben continuamente consultas de potenciales turistas, pero no pueden dar respuestas, ya que nadie sabe a partir de cuando podrán venir, ni cómo, ni por cuanto tiempo, ni cuales son los requisitos, para poder dar un presupuesto, menos para tomar una reserva, y terminan perdiendo esos clientes.
Pero lo más grave de todo esto, y de allí la desesperación del sector, es que la pandemia y la cuarentena ya voltearon un 40 porciento de prestadores, y cada día se suman más, a quienes ya no les será posible volver a la actividad. Prestadores con sus familias y trabajadores también con sus familias que salieron del sector y hoy sobreviven reinventados de alguna otra manera. O sea que, hoy, la capacidad receptiva entrerriana ya menguó al 60 porciento, y sigue menguando.
Pero el Gobierno de Entre Ríos parece no ver esto, o no interesarle, ya que, no solo demora, sin ninguna razón, la definición del marco sanitario, sino que ni siquiera les atiende el teléfono a los prestadores turísticos. Esta indiferencia, rayana con el desprecio, es la que hoy impacta tan dañinamente en el sector.
Como para no enojarse.
Norman Robson para Gualeguay21