12 diciembre, 2024 8:43 pm
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El exitismo en los niños


Hoy haré una reflexión acerca del fútbol infantil en Gualeguay. En el deporte más popular del mundo ya no se ven niños jugar por jugar, ya no se ven chicos en las calles practicándolo, lo informal va desapareciendo.

BLANCO-NEGRO

En los torneos que se llevan a cabo año tras año, la multitud de gente que acompaña a su hijos, sobrinos, nietos, no va sólo para verlo jugar, aprender, disfrutar, sino para que sean Campeones, sin importar la forma y a tan temprana edad.
La problemática transcurre día a día, mes a mes, año a año y nadie hace nada. Los padres y entrenadores solo quieren ver a los chicos de 4, 5, 6, 7, 8, 9 años levantar un trofeo, verlo campeón. Los presionan con sus gritos: “movete”, “corré”, “meté la pata”, “pegale al arco”, “gambetealo” y seguiría con la lista extensiva de gritos e insultos.
Es tan gran grande la decepción que tengo. No me gusta ver a esos niños mirar hacia afuera del terreno de juego y observan a sus padres para ver si lo que hicieron está bien o mal.
Solo se ve presión y más presión sobre los niños, y padres gritando e insultando al árbitro. El juego va desapareciendo y los protagonistas principales somos nosotros los adultos.
Creo, o considero, que para mejorar el fútbol infantil debemos recapacitar y tomar conciencia, los papás deben acompañar a los niños a los torneos, encuentros, llevarlos a los entrenamientos, para que sepan que están cerca de él, pero debemos saber que hay cosas que los chicos no hacen porque no saben hacerlas, no porque no quieran, no las hacen porque son niños y por eso se equivocan.
Por eso, imagino que si un niño se sincerara con su papá le diría:
“¿Sabes que papá? No te enojes, pero…
No me gusta que me grites desde afuera de la cancha. Me da vergüenza que me digas lo que tengo que hacer delante de mis compañeros.
No me gusta que mi entrenador escuche tus gritos, él ya me dijo lo que tengo que hacer en el partido.
Tampoco me gusta que le grites al árbitro, él no me hizo nada… y si me hubiera hecho algo… no lo insultes, porque yo no lo insultaría.
Quiero que todos mis compañeros jueguen, incluso los que saben menos que yo. No me gusta que te enojes cuando me sacan para que entre otro. Los que entran son mis amigos. Esto es un juego papá, quiero divertirme.
¿De verdad vos sabes hacer todo lo que me pedís que yo haga?
¿De verdad vos le pegas con las dos piernas?
¿De verdad sos tan buen jugador como me contás?
Yo sé que nunca me mentiste, yo sé que me amas como a nadie, pero a veces tanto cariño lástima, papá.
Yo no quise fallar el gol. Yo quise marcarlo… pero no supe.
¿Te acordás de Ignacio? Es mi amigo que hace natación, me contó que los padres no le gritan cuando nadan, porque él no puede escuchar abajo del agua, y me contó también que lo que dice el árbitro no se discute, que nadie le dice a un árbitro que le está robando, aplauden mucho al que llega último, y que nadie se puede mover del agua hasta que no llega el último nadador.
Y Joaquín, que juega al rugby, me contó que cuando terminan el 2do tiempo empieza el 3er tiempo y se juntan los 2 equipos, cantan y festejan. Dice que en el primer y segundo tiempo se preparan para ser jugadores de rugby y en el tercer tiempo para ser hombres de rugby, y Fede que juega al basquet dice que…
No importa, yo no quiero cambiar de deporte, quiero jugar al fútbol, porqué el fútbol es el mejor deporte que existe, papá.
Pero quiero tener el derecho de no ser un campeón, quiero jugar, reír y divertirme. Todavía somos niños Papá.
Quiero que recordés que nunca me preguntaste que deporte quería practicar… es más, ni siquiera me preguntaste si quería practicar algún deporte. Me regalaste una pelota y una camiseta cuando apenas sabía caminar, y diste por entendido que me gustaba el fútbol…
Está bien, no te preocupes, claro que me gusta el fútbol, no fallaste papá, es el mejor deporte de todos. Pero quiero que sepas que no soy un hombre chiquito, soy un niño jugando un juego de niños y, sobre todas las cosas, quiero seguir jugando al fútbol y que estés siempre a mi lado para llevarme a los partidos, hasta el día en que empiece a llevarte yo, porque, a pesar de todo lo que te conté, el fútbol, vos y mamá son las mejores cosas que me han pasado”.
En definitiva, para aprender a jugar al fútbol, los niños tienen que divertirse y disfrutar, no se deben jugar más torneos competitivos a tan temprana edad, y si un papá quiere un Campeón en su casa, que vaya y se entrene él, mientras tanto que deje que su hijo juegue.
Hagamos lo posible para que sea una realidad. Los chicos sólo quieren jugar!!
Jorge Ruiz Díaz

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