El saqueo continúa
Consumada la marcha atrás en el proyecto del frigorífico de pescados, todo ha vuelto a la normalidad. Hoy, los ambientalistas, los ecologistas y los naturalistas, los políticos y los politiqueros, y los del Ejecutivo, volvieron a la normalidad de su indiferencia, al igual que el río volvió a su realidad de descontrolado saqueo.
Esta realidad comenzó hace mucho mucho tiempo, pero se mantuvo invisible gracias a la connivencia entre unos y otros. Todo se desnudó en 2017, cuando, enarbolando las banderas del medioambiente, las “fuerzas vivas” locales se opusieron al megaproyecto de biomasa impulsado desde la comuna.
En aquel entonces, muñidos de falsos argumentos, se logró frustrar aquel proyecto que generaría puestos de trabajo y energía eléctrica verde y barata a Gualeguay. Esto no era importante, lo importante era proteger el río de las descarnadas pretensiones de Gualtieri y compañía.
Frustrado aquel proyecto, todos los paladines del medioambiente volvieron a sus zonas de confort, se olvidaron del río, y solo salieron a la luz para detener este nuevo proyecto del gobierno municipal. Mientras tanto, el río se siguió saqueando y dañando alevosamente, sin controles, sin reclamos, sin marchas.
Por su parte, el Ejecutivo local, ni en 2017, ni ahora, ha demostrado un compromiso real con la situación del río. Tal es así que, a pesar de conocer el saqueo imperante, nunca hizo nada, amparándose en la excusa de que no es su jurisdicción, y, neciamente, impulsó estos sendos proyectos que potenciaban su ya complicada situación.
Ya desde la primera frustración sabían la “sensibilidad” que tiene el río en nuestra comunidad, pero, igual, el responsable de Producción municipal lideró al Ejecutivo a una nueva aventura, la cual terminó como era esperable que terminara.
Indiferente a ésto, consumado el desacierto político, mientras al Intendente no le quedó otra que agachar la cabeza ante los medios aceptando la supuesta “voluntad del pueblo”, el artífice de tan mayúsculo desacierto político, en una demostración de necia soberbia, le echó la culpa a los políticos, en lugar de reconocer su error.
Pensar que en cualquier sociedad moderna, un funcionario de gobierno que comete un error de este tipo se hace cargo y presenta su renuncia. O se la piden. O lo echan a patadas. Claro, en cualquier sociedad moderna, el gobierno y la sociedad civil buscan resolver los problemas, no los ignoran.
Más allá de todo, lo cierto es que hoy el saqueo continúa. Mientras tanto, los funcionarios siguen cobrando, y los ambientalistas, cada uno desde la comodidad de su negocio, siguen haciendo nada por el río, y el pueblo de Gualeguay sigue sufriendo la desocupación y la emigración de sus jóvenes.
Norman Robson para Gualeguay21