Escribanía era la de antes
La semana pasada, los Diputados provinciales aprobaron, sobre tablas, cual escribanía, el proyecto de ley para la toma de endeudamiento en dólares, pero el intento se frustró en Senadores.
Obtenida la media sanción, el proyecto enviado por el Ejecutivo provincial debía seguir su camino, como por un tubo, para que el Ministerio de Economía entrerriano tuviera luz verde para avanzar en tal sentido, pero algo no salió según lo planeado.
“Buenas, buenas”, saludó el senador a sus pares del bloque de Cambiemos. Luego de ser correspondido, uno le acercó un proyecto. “Diputados lo aprobó anoche sobre tablas”, le informó, “ahora tenemos que aprobarlo nosotros. Dicen que es urgente”, agregó.
El legislador echó un vistazo a la carátula. Era una ampliación del endeudamiento respecto de lo que había en el presupuesto. “Nada del otro mundo”, pensó, y lo puso sobre su maletín. Pero otro de los senadores saltó: “Che. Acá dice que con esto nos endeudamos en más 103 palos verdes, por arriba de lo que estaba”.
A partir de ese momento, los tres legisladores del sur entrerriano se pusieron a recorrer los vericuetos del extraño y sorpresivo proyecto. “Es mucha guita”, agregó uno. “Es para las intendencias”, justificó otro. Otro se rió y, ante la curiosidad de sus compañeros, se justificó: “Hay que devolverlo dentro de cuatro años. Lo paga el que sigue”.
Repentinamente, uno se puso serio y advirtió: “Ojo, muchachos. Esto autoriza al ejecutivo a endeudarse pero no establece a que tasas ni nada. Guarda el pomo”.
De este modo, los tres legisladores se plantaron en que no votarían la ley hasta ser evaluada en comisión. “Acá hay que entender que eso de ser la escribanía del gobierno se terminó el año pasado”, afirmó, calentito, uno de los rebeldes. “Me parece que nos la estaban poniendo entre gallos y medianoche”, reflexionó otro.
La rebelión de estos legisladores, rápidamente, incendió la red celular y los grupos de Whatsapp, y los muchachos de Cambiemos no se retiraban del recinto todavía cuando sus celulares comenzaron a arder.
Tanto los Diputados del PRO y la UCR, que habían quedado alevosamente en offside, como los funcionarios de Hacienda, estaban como locos ante la inevitable demora en el tratamiento del endeudamiento. “Parece que les hace falta liquidez”, comentó uno en la cantina, mientras se tomaba un café.
Así fue que hasta del mismo Ministerio bajaron a convencer a los rebeldes senadores, pero no hubo caso. “Decisión tomada”, se encogió de hombros uno frente a los variados cuestionamientos. “Nadie pudo demostrar el apuro necesario para aprobar la medida”, explicó uno de los legisladores. “Así que a esperar”, cerró otro.
Al día siguiente, enfriadas las relaciones, la situación fue quedando clara: Desde Nación le habían dado luz verde a Entre Ríos para que avance con la medida y así le bajaron línea a los Diputados de Cambiemos, quienes ni se calentaron por poner en línea a los Senadores, presuponiendo que seguirían la onda verde.
Pero los muchachos de Bordet, algo más experimentados en estas cuestiones, redactaron el proyecto con algunas trampitas, a favor de ellos, por supuesto. “Total”, pensaron, “estos ni se dan cuenta”.
Tal es así que, en parte, no se equivocaron, pues durmieron a todo el bloque de Diputados opositores, pero los Senadores les pincharon el globo.
Ahora bien, hoy, los rebeldes, acusados de responder a venganzas internas en sus departamentos, tienen que revisar el proyecto, hacerle las correcciones y devolverle la pelota a Diputados, mientras que el Ejecutivo provincial atraviesa una nueva crisis de histeria, pues, si los Senadores se encaprichan, la ley puede quedar para después de las vacaciones. Y eso, parece, podría ser caótico.
Esta desesperada preocupación del gobierno llamó la atención de los senadores y los invitó a tomar cada uno una lupa para revisar el proyecto, el cual ya abrió un nuevo interrogante: ¿Qué apuro tiene el gobierno en recibir unos recursos que son exclusivamente para infraestructura?
Alertados por estos cuestionamientos, los rebeldes pusieron todas sus fichas en ver donde podría estar la trampa que permita desviar estos fondos hacia alguna otra emergencia financiera.
De una u otra manera, el endeudamiento es una novela que recién va por su primer capítulo y promete entretenernos buena parte del invierno.
Norman Robson para Gualeguay21