Espiritualidad cívica
Hay en la espiritualidad cívica una virtud de humilde contribución y participación en el pacto sagrado de lo cívico.
Sagrado en los términos ya no de religión sino de la santidad por el bien de todos, la afirmación de la cosa pública como ámbito de sacralidad que no puede ser profanado, como símbolo y ritual de una religión cívica en la que todos participamos y contribuimos para vivir en una común unidad, comunidad argentina, socios todos de la sociedad en la que participamos.
La generosidad que se requiere es un componente del alma del ser argentinos, una pasión que se hace espiritual.
Dar en el corazón, para que no solo habite la nación como un condominio de servicios compartidos, centrado y concentrados en nuestros ghettos de excesos o limitaciones, o viviendo en el seno de corporaciones en lugar de sociedades de iguales, para poder darnos la posibilidad de que únicamente con equidad se logra la dignidad no solo de los excluidos sino de todos como comunidad.
En amistad y bendición.
Rabino Sergio Bergman