Francisco, misionero del amor y de la paz
¡Qué alegría nos ha provocado esta visita del Papa a Cuba y Estados Unidos!

Gestos, palabras, emociones… Predicaciones, reuniones y encuentros que tendrán imprevisibles consecuencias pastorales, sociales, económicas, políticas. Una peregrinación cargada de frutos y siembras.
En Cuba fuimos testigos de una caricia de ternura y aliento a los cristianos que durante décadas vivieron la fe con perseverancia, muchas veces a escondidas, bancando prohibiciones y hasta persecuciones.
Francisco reconoció los esfuerzos realizados para mantener encendida la llama de la fe en las familias, en las casas misioneras cuando los templos fueron expropiados. Los creyentes utilizaron medios muy humildes y precarios confiando en la fuerza del Espíritu Santo.
Recordemos algunas de sus expresiones en Cuba: “No nos olvidemos de la Buena Nueva de hoy: la importancia de un pueblo, de una nación; la importancia de una persona siempre se basa en cómo sirve la fragilidad de sus hermanos. En eso encontramos uno de los frutos de una verdadera humanidad.” (…) “Hay un ‘servicio’ que sirve; pero debemos cuidarnos del otro servicio, de la tentación del ‘servicio’ que ‘se’ sirve. Hay una forma de ejercer el servicio que tiene como interés el beneficiar a los ‘míos’, en nombre de lo ‘nuestro’. Ese servicio siempre deja a los ‘tuyos’ por fuera, generando una dinámica de exclusión. (…) Quien no vive para servir, no sirve para vivir”. (De su homilía en la misa celebrada en la Plaza de la Revolución en La Habana.)
Y este parrafito tan sustancioso que improvisó Francisco cuando dialogó con los jóvenes: “Cuando una religión se vuelve conventillo, pierde lo mejor que tiene, pierde su realidad de adorar a Dios, de creer en Dios. Es un conventillo. Es un conventillo de palabras, de oraciones, de ‘yo soy bueno, vos sos malo’, de prescripciones morales. Y cuando yo tengo mi ideología, mi modo de pensar y vos tenés el tuyo, me encierro en ese conventillo de la ideología.” (…)”Soñá que el mundo con vos puede ser distinto. Soñá que si pones lo mejor de vos vas a ayudar a que este mundo sea distinto… sueñen. Y cuenten sus sueños.”
Y en la homilía a los religiosos y clero en La Habana: “Nuestra Santa Madre Iglesia es pobre, Dios la quiere pobre, como quiso pobre a nuestra Santa Madre María. Amen la pobreza como a [una] madre.”
“Por favor [a los sacerdotes], no se cansen de perdonar. Sean perdonadores. No se cansen de perdonar, como lo hacía Jesús. No se escondan en miedos o en rigideces… cuando te llega el penitente, no te pongas mal, no te pongas neurótico, no lo eches del confesionario, no lo retes. Jesús los abrazaba. Jesús los quería.”
También advirtió que la apertura del diálogo no debe llevar a Cuba a caer en una sociedad consumista. Algo muy importante tener en cuenta.
La llegada a Estados Unidos y los encuentros mantenidos han sido también de gran trascendencia. Su discurso en el Capitolio abordó temas de impacto en las vidas de tantos y muchos y todos: fundamentalismos religiosos, pena de muerte, tráfico de armas, inmigrantes…
Francisco ha impulsado al diálogo entre las Naciones. No sólo entre Cuba y Estados Unidos, sino promoviendo la “cultura del encuentro” a nivel global. Nos ha renovado a todos en el deseo de la paz entre hermanos, entre los pueblos, y entre la humanidad y la “casa común”.
Ha insistido en que “el cambio climático es un problema urgente”, y nos recuerda que “Dios no se arrepiente de haber creado al mundo”.
Un viaje histórico en varios sentidos. Quizás como muchos de ustedes, he seguido la palabra del Papa durante este viaje, lo leo casi en tiempo real. Les comparto algunas de las frases que me impactaron en el corazón al poner luz sobre situaciones de nuestro mundo contemporáneo ante el Congreso de los EE.UU: “Nosotros, las personas de este continente, no les tememos a los extranjeros, porque la mayoría de nosotros fuimos alguna vez extranjeros.” (…)”Aquí tenemos que preguntarnos por qué se están vendiendo armas letales a aquellos que planean generar sufrimientos indescriptibles a personas y a la sociedad. (…) Tristemente la respuesta es por lo que todos sabemos: por el dinero. El dinero que está empapado de sangre, a menudo, sangre de inocentes” (…) Es nuestro deber enfrentar el problema y detener el tráfico de armas.”
¡Qué difícil elegir algunas frases! Me conmueve hasta las lágrimas verlo con serenidad diciendo las verdades que corresponden con gran libertad interior y firmeza profética. Y pensar que anduvo entre nosotros, que es uno de por aquí… Recemos por él y por el Encuentro Mundial de Familias que está concluyendo hoy.
Por otro lado, te cuento que la semana pasada seis obispos de las diócesis de la Región Litoral estuvimos misionando unos días en Venado Tuerto. Visitamos algunas familias en sus casas, hospitales, organizaciones barriales… Una experiencia muy linda. Hace unos meses lo habíamos programado como una manera sencilla de asumir el pedido del Papa de “la Iglesia en salida” y reforzar la dimensión misionera de nuestra vocación de obispos. Jesús nos llamó para estar cerca de sus hijos, especialmente los más pobres.
El próximo martes 29 de setiembre es la Fiesta solemne de San Miguel Arcángel, Patrono de la Provincia de Entre Ríos. Pidamos por su intercesión por nuestros hermanos que más sufren.
Por monseñor Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social