Gualeguay insiste en prohibir sin gobernar
Según se supo en una reciente conferencia de prensa, la Provincia y la Municipalidad, indiferentes al hecho de que las restricciones no han servido para detener el virus, y sin tener la menor idea de cómo se está propagando, insisten en prohibir y cerrar actividades, en lugar de evaluar el problema con información cierta y trabajar en medidas que apunten a reducir efectivamente los contagios, la ocupación de camas y las muertes.
Vale señalar que, a pesar de lo jurisdiccional, la situación epidemiológica de Gualeguay está en manos de las autoridades provinciales de salud y seguridad, y municipales de inspección y orden, todos los cuales deberían estar a las órdenes del Poder Ejecutivo Municipal. Solo así podría funcionar la contención de la pandemia, y estos son los responsables de hacerlo.
Hoy es un hecho indiscutible que las políticas restrictivas no impactaron en la propagación del virus, sino que permitieron, antes del invierno, el presente pico de contagios y muertes con el consecuente colapso del sistema sanitario. Si bien aparece como un problema nacional, la realidad particular de casa territorio no exime a sus autoridades de sus responsabilidades particulares.
Hoy queda claro que cualquier persona contagiada no contagia solo en determinados lugares o a determinados horarios, sino que lo hace en cualquier lugar y a toda hora. Si bien es cierto que un portador del virus puede contagiar a otro en un asado de gente imprudente, ese mismo portador contagiará en su trabajo, en el supermercado, en la farmacia, o en la puerta de su casa, de día o de noche.
Es por esto que la contención pasa por medidas efectivas en la convivencia antes de los síntomas, aplicando y controlando intensa y estrictamente los protocolos, y, después de los síntomas, especialmente antes de la oficialización del contagio, con mecanismos de seguimiento que garanticen el aislamiento.
Ahora bien, para concretar esta contención de forma eficiente, es indispensable un conocimiento cabal y completo de la realidad epidemiológica de la jurisdicción, de modo que las autoridades que toman decisiones puedan hacerlo en base a información cierta sobre los contagiados, en términos de género, de edad, de trabajo, de vida social, etcétera.
A pesar de toda esta evidencia, en estos 14 meses de pandemia, en Gualeguay nunca se realizó una estricta aplicación de los protocolos, nunca se realizó un intenso control de los contactos estrechos, y nunca hubo información fehaciente de parte de las autoridades de salud, a la vez que, cuando hubo reclamos, estos fueron respondidos con excusas, cuando no con mentiras.
Pero, indiferentes a todo esto, las autoridades locales decidieron hoy ampliar las restricciones a una fase casi 1, insistiendo en que la culpa de todo esto es de la gente. En estos niveles de contagio, una fase 1 no sería inapropiada, pero solo si, al mismo tiempo, se implementaran otras medidas que reviertan la situación de forma efectiva.
Por ejemplo, acciones en el control del proceso de propagación del virus que permitan a la comunidad evolucionar de forma positiva en lo epidemiológico, como los controles sobre los protocolos y los contactos estrechos.
Al mismo tiempo, habida cuenta de que resulta evidente la irresponsabilidad o incompetencia de algunos de los actores centrales en esta tarea, desde la Provincia y la Municipalidad se debería disponer su remoción y reemplazo por funcionarios más a la altura de las circunstancias.
Por lo tanto, para prevenir los contagios, debería haber un control más estricto de los protocolos, para evitar la transmisión de quienes ignoran estar contagiados, y debería haber un control más estricto de los contactos estrechos inmediatamente después de iniciados los síntomas. Mientras tanto, en base a datos ciertos sobre la propagación del virus, se deberían elaborar mapeos y estadísticas que sirvan para determinar restricciones puntuales y acotadas que refuercen la contención de la pandemia.
Proceso de contagio
Cabe recordar que este proceso comienza con el contagio, involuntario e inadvertido, y termina con la confirmación oficial del mismo. En el interín, al contagio le sigue la manifestación de los síntomas, a ésta la verificación de los mismos y la orden de hisopado, luego el propio hisopado, y, finalmente, el resultado.
Si bien se desconoce el tiempo que precede a los síntomas, así como no se sabe, a vivencia cierta, cuando se produce el contagio, sí se sabe que, después de los síntomas, y hasta el resultado, transcurren unos 4 días. Durante este tiempo, muchos contagiados mantienen una vida normal propagando el virus a veces sin querer y otras no.
Norman Robson para Gualeguay21