La pandemia y la inseguridad digital
El trabajo “Covid-19 – Ciberpandemia: la otra cara de la crisis sanitaria”, elaborado por BTR Consulting, expone la inseguridad digital que explotó con la pandemia, pasando de 4.000 ciberataques por semana en enero, a 250.000 en mayo. Las razones que facilitan el ciberdelito son el aumento del trabajo y el estudio a distancia, con la aparición de nuevos usuarios de todas las edades, muchísimos con desconocimiento sobre los riesgos, entre los cuales los niños son los más vulnerables.
Según este trabajo de la prestigiosa consultora internacional en ciberseguridad, los criminales han aprovechado esta crisis sanitaria para renovar, mejorar y ampliar sus ataques, explotando la inocencia de la gran masa de nuevos usuarios que, frente al aislamiento, volcaron sus relaciones laborales, educativas y sociales a las comunicaciones digitales. Al mismo tiempo, este crecimiento explosivo del cibercrimen superó el desarrollo de los sistemas de seguridad, debilitando a todos por igual.
Respecto de esta masa de nuevos usuarios, el estudio advierte que se encuentran indefensos, sin practicar ninguna conducta de seguridad, ni saber, siquiera, que existen, y que, entre estos, los niños son los más vulnerables. De este modo, sostiene que el factor humano comienza a ser determinante por encima del tecnológico, ya que son 8.5 billones de usuarios y dispositivos online conectados al mismo tiempo en todo el mundo, lo cual dificulta cualquier control tecnológico eficiente y, por lo tanto, la seguridad exige mucha más educación y una mayor concientización sobre los peligros existentes.
Según este trabajo, en América Latina y el Caribe, los ciberataques tienen más de 130 modalidades diferentes, todas relacionadas con “la nueva normalidad” y con las nuevas demandas. Por ejemplo, comercio on-line, oportunidades de trabajo y todo tipo de nuevas soluciones, hasta nuevas vacunas, a partir de sitios y entidades clonados. En este contexto, los smartphones se convirtieron en el nuevo blanco masivo para delincuentes y uno de los objetivos más buscados fueron las cuentas de WhatsApp.
Pero lo más preocupante es que la cuarentena impulsó un mayor consumo de comunicación digital por parte de los niños, tiempo durante el cual las redes se convirtieron en su fuente principal de relacionamiento, entretenimiento, obtención de información y conexión con maestros y educadores. Lamentablemente, ésto fue aprovechado por los pedófilos.
Según otro estudio de la misma consultora, hubo una alta utilización de celulares en niños a partir de los 12 años, al punto de que uno de cada tres usuarios de internet son niños, y 7 de cada 10 menores de 12 a 15 años tiene un perfil activo en alguna red social. Esto debe alertar a los padres sobre con quiénes y cómo sus hijos se vinculan digitalmente, a la vez que deben prepararlos para los peligros que les acechan.
Por último, y en el mismo sentido, el estudio destaca que las estadísticas internacionales señalan un incremento del 30 por ciento en casos de explotación sexual infantil, donde los agresores fácilmente esconden su verdadera identidad para identificar, captar y cazar a los niños, haciéndoles vivir experiencias traumáticas. Tal es el grado de exposición de los menores que, según el FBI, uno de cada cincos menores fue, es o será contactado en las redes con fines sexuales.
Gualeguay21