La pediatría del Hospital sigue ausente

Según se pudo comprobar estos días a partir de conversaciones con pacientes frustrados, el Hospital San Antonio continúa sin pediatras, con los riegos y perjuicios que eso causa.
Ni siquiera cuando nos encontramos en pleno ciclo invernal, donde la salud de nuestros gurises se encuentra más comprometida que nunca, la administración del nosocomio local se preocupa por resolver tan importante carencia.
Si bien los problemas en el servicio de Pediatría nunca se resolvieron, en las últimas semanas es exagerada la falta de profesionales, afectando y poniendo en riesgo tanto a pequeños pacientes en crisis respiratorias como a parturientas a punto de dar a luz.
Son testigos de esta situación los centros médicos privados, quienes reciben a todos los pacientes rechazados por el Hospital por falta de médicos.
Quienes conocen de cerca la urgente realidad de un gurí atravesando una crisis bronquial o de una futura mamá con dilatación avanzada o rotura de bolsa, pueden imaginar la angustiante frustración ante la falta de atención médica donde esperaban encontrarla.
Crisis bronquiales
En pleno invierno, y con la abundante presencia de neumonías, la ausencia de pediatras que atiendan a niños que llegan al Hospital en plena crisis demuestra la impune desidia de quienes lo administran.
Ante esta situación, los padres deben salir corriendo, si tienen dinero, a algún centro privado, o, sino, a un farmacéutico que les suministre una solución que le permita al pequeño enfermo salir del paso hasta lograr, de alguna forma, la atención debida.
En casos de mayor gravedad, y aunque contemos con infraestructura en el nosocomio, se llega al extremo de tener que derivar pacientes a otras ciudades por la sola falta de profesionales.
Parturientas
No es tan diferente lo que debe sufrir una futura mamá a punto de parir que llega al Hospital y no puede ser atendida por la falta de un pediatra que reciba a su bebé.
En estos casos, casi sin previo aviso, la administración se saca de encima las parturientas enviándolas en ambulancia a centros privados donde, por humanismo y en honor al juramento hipocrático, deben hacer maravillas para atenderlas.
Conclusión
La política llevada adelante por la nueva administración del Hospital San Antonio, en manos del Dr Gervasutti, no es diferente a aquella que estuviera en manos de Paola Burgo, ya que el desprecio por la vida humana sigue tan vigente como siempre, y el abandono de persona es moneda corriente.
Del mismo modo, cabe destacar que el desidioso e inescrupuloso proceder de los responsables locales está cubierto por el manto de macabra impunidad desplegado por el propio Ministro de Salud, Ariel De La Rosa, quien se burla de los gualeyos con total alevosía sin que la dirigencia local, pública y privada, se moleste en hacer nada.
Seguramente esperarán todos hasta que por toda esta negligencia se pierda una vida, momento en que, seguramente, todos se rajarán hipócritamente sus vestiduras reclamando en defensa de la salud pública mientras ven como capitalizar eso políticamente y, después, dejar que todo siga como estaba, total… ¿a quién le importa?
Norman Robson para Gualeguay21
