Modernos espejitos de colores

Según se puede apreciar en una majestuosa gigantografía desplegada en la Exposición Rural local, Luis Erro pretende identificar su Gestión con los conceptos Incluir, Avanzar, Trabajar, Comprometerse y Compartir y sostener así la fantasía del slogan de que Gualeguay Crece.
En la imponente estructura, estas palabras son acompañadas por imágenes del kartódromo, del parador, de su nuevo e injustificado balneario, del pavimento de la calle Vilar, del edificio de Desarrollo Social, del Paseo Rocamora, del inútil sistema de videoseguridad, de un evento deportivo en la Costanera y de unas fantásticas 108 viviendas que no logramos saber dónde están.
Pero, definitivamente, no muestra imágenes de ranchos, de calles intransitables, de la ausencia de servicios, de persecuciones a empleados municipales, de cloacas rotas, de desbordes pluviales, de inseguridad, del abandono en los barrios, de las manos en la lata, solo por nombrar algunas.
Ahora bien, tan majestuosa obra de diseño, seguramente  muy bien paga a alguna desconocida empresa de diseño que nada debería tener con un Secretario municipal, transpira mentira y engaño pretendiendo proyectar una imagen de ciudad, y vecinos, diametralmente alejada de la realidad.
¿Por qué?
Porque dice INCLUIR cuando, en realidad, día a día, más vecinos gualeyos se convierten en nuevos excluidos sin que la purocuento gestión de Desarrollo Social concrete sus famosos “abordajes territoriales” con verdaderas soluciones para los que menos tienen.
En este sentido basta un paseo unos metros más allá de la Costanera, hacia el norte o hacia el sur, para corroborar la marginalidad social que sufre nuestra ciudad.
Porque dice AVANZAR cuando, en realidad, la ciudad se encuentra estancada económicamente desde hace dos gestiones, a pesar de haber atravesado uno de los mejores momentos del país en siglos, realidad que también la confirman, más allá de la percepción, los coeficientes de crecimiento más bajos, por lejos, de la provincia.
En este sentido basta comparar con Victoria, Galarza, Larroque o Carbó la radicación de industrias, la generación de empleos genuinos o la construcción de viviendas.
Porque dice TRABAJAR cuando, en realidad, en estos siete años de gestión solo se radicó una sola empresa, encima fantasma, con la cual consta que estafó a 50 jóvenes y, a la vez, circulan rumores de que le gestionó, servicialmente, un subsidio ante la Nación por 250 mil pesos porque se había “inundado”.
En este sentido basta conversar con cualquiera de estos gurises, y, si se quiere, se puede echar un vistazo a los vergonzosos contratos municipales que no se si hoy llegan a 1500 pesos mensuales.
Porque dice COMPROMETERSE cuando, en realidad, todo el tiempo recurren inescrupulosamente a la mentira, al engaño y a la trampa, hasta para esconder su irresponsabilidad y negligencia en nimias organizaciones que podrían haberle costado la vida de una criatura de tres años.
En este sentido basta conocer la actitud de los funcionarios y concejales de esta gestión ante los verdaderos problemas que aquejan al pueblo.
Y porque dice COMPARTIR cuando, en realidad, lo único que podemos compartir los vecinos de Gualeguay es esta patética realidad de una ciudad catalogada por el mismo gobierno como la que tiene la administración menos transparente (¿menos corrupta?) de la provincia y como la más postergada social y económicamente del sur entrerriano.
De todas maneras, es indiscutible que Gualeguay Crece y ha crecido como nunca en su historia, creciendo es aspectos que jamás en su historia la habían identificado.
Porque Gualeguay ha crecido en sospechas de corrupción que van mucho más allá de la mera leyenda urbana, sino que el pueblo las comprueba en autos último modelo, en glamorosas construcciones, en viajes a Europa y al Caribe, todo imposible de justificar.
Tanto como también crece y ha crecido en los últimos años en procesamientos por robo a funcionarios de primera línea como Erro, Dunat, Iturbe, Figueroa, y Arias, entre otros.
Estos índices de crecimiento son indiscutibles y constan en tribunales.
En definitiva, con total alevosía, explotando todos los recursos disponibles y costeados con la plata del pueblo, la Gestión Erro pretende convencer a ese mismo pueblo de una falsa realidad, cuando la verdad que esconden está ahí nomás, a pocos metros al norte o al sur de la popular Costanera.
Solo basta ir un poquito más allá y tocarla.
¿Tanto encandilan estos modernos espejitos de colores?
Norman Robson para Gualeguay21