11 octubre, 2024 9:44 am
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Nuestro pequeño Angelito

Abandonados por Dios, la Suerte y el Sistema, Fabián y Jacque sacan adelante a Angelito contra viento y marea, a pesar de la indiferencia social y la desidia estatal.

Fabián y Jaque viven juntos desde el 2007. Fabián, 47 años, a veces peón, otras changarín y siempre pescador, fundó, junto a Jaque, 26, una hermosa familia con tres tesoritos.

Al tiempo de estar juntos, de ese amor nació Angel, Angelito, hoy de 7 añitos.

Desde un principio, Angelito manifestó algunos problemitas, pero nadie se interesó en acertar. A los 8 meses tuvo su primera convulsión reconocida como tal. Los síntomas o excusas de quienes lo revisaron rayan la estupidez, desde puro capricho y celos hasta espasmo sollozo.

A los dos añitos y medio, afortunadamente, Angelito cayó en las manos de la Dra. González y, a partir de allí, comenzó a encaminarse su tratamiento.

Desde aquel entonces, se trata, periódicamente, en el Hospital Garrahan de la Ciudad de Buenos Aires, con el esfuerzo que eso implica.

Según se sabe hasta ahora, Angelito sufre un retraso madurativo por las convulsiones que le provoca una epilepsia refractaria biocrónica o estática.

Por ello, Angelito es terriblemente hiperactivo, convive intensamente con sus hermanitos Laureano de 4 y Juliana de año y medio, y, cuando no concurre a Lucecitas los lunes, martes y miércoles de 13 a 14:30 horas, recorre incesantemente la humilde vivienda del Plan Evita.

El día de Angelito es vertiginoso desde que se despierta, con una intensa demanda de atención por parte de todos, grandes y chicos.

Cuando él se despierta nadie más sigue durmiendo. Inquieto, no para en todo el día, solo lo detienen, por algunos minutos, algunas esporádicas convulsiones que, de tener los remedios, pasan rápido.

Ni Jacque ni Fabián pueden parar. Cien por cien de su tiempo es para Angelito. Tal es así que los trabajos seguros se pierden. Para ella es imposible, él solo puede agarrar alguna changa cerquita, de tolerantes amigos, y la pesca.

La economía o la salud de Angelito, esa es la cuestión para Jacque y Fabián.

Así y todo se las arreglan. Juegan en equipo y dejan todo en la cancha. Lo único que los diferencia es el mate. Dulce, ella, amargo, él, pero siempre de la misma pava, juntos.

Los ingresos, hoy, se limitan a 3.300 pesos del subsidio de Angelito y 1.500 por los otros dos gurises. Los remedios están subsidiados, cuando el antojo estatal los manda. Después, la eterna peregrinación para sobrevivir, para poder viajar al Garrahan, para ir al hospital, para un remis…

Hoy ya pasaron siete años desde aquellos tiempos en que Angelito, recién nacido, se arrollaba en su cuna en sus primeras ignoradas convulsiones, y ellos continúan, estoicos, cada día, con fe y esperanza, enfrentando su lucha. Tanto que, con muchísimo esfuerzo, están levantando una piecita para los chicos, mejor terminada, mas calentita.

En esta historia, como en tantas otras, ni Dios, ni la suerte, ni, mucho menos, el Sistema, estuvieron ni están presentes.

Hoy, junto a Angelito, Jacque, Juliana, Laureano y Fabián luchan solos pero juntos por sobrevivir al caprichoso destino. Un ejemplo de vida y de amor.

Norman Robson para Gualeguay21

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