Que la Argentina sea en paz
Hay una Argentina sumergida en la marginalidad de la exclusión por razones que no son solo económicas: es una Argentina oculta, que padece un profundo desarraigo cultural.

¿Qué paz podemos lograr en este estado de situación? Una paz que no crece en el amor y la solidaridad no es una buena paz. Acercarnos a esos sectores con la verdad es una primera invitación –aunque parcial– a incluir en la sociedad –pero también en nuestra conciencia– a esa parte silenciada de nuestra realidad nacional, para dialogar con ella, de tal forma que salga a la luz y pueda decir su verdad.
En nuestra larga historia fraticida, los argentinos nos hemos desgarrado por la posesión de las banderas y eso impidió la construcción de una unidad prolífica. Cada tribu quiso ser la tienda, ocupar el centro de la escena y, en esa estéril disputa, se perdió la verdad, el amor y la paz de la Nación. Una tienda de reunión que propone la paz les da un lugar a todos en una disposición abarcativa e integradora, donde el centro está en lo común, en los valores que constituyen la Nación.
La paz –hay que saberlo– no está en ningún otro lado como no sea en nuestro propio corazón. No pedimos que en la Argentina haya paz, sino que la Argentina sea paz. Este salto cualitativo en nuestro estado espiritual se concibe, únicamente, si la ciudadanía es una suerte de tienda de reunión, lugar de diálogo y consenso.
Rabino Sergio Bergman