Tibieza y dudas ante un colapso ya inevitable
Las decisiones que se toman hoy respecto se reducir los contagios recién impactarán en la demanda de salud dentro de una semana, cuando, según el ritmo actual, la oferta ya estará colapsada. A pesar de esto, las autoridades no parecen hacerse cargo de la situación, sino que parece que ceden a las presiones de distintos grupos locales y demuestran miedos y dudas sobre los pasos a seguir. Así, difícilmente podrá Gualeguay llegar a la Navidad en paz.

Ante todo, recordemos que los resultados que se van conociendo corresponden a pruebas realizadas varios días antes, a personas que ya llevaban contagiadas, por lo menos, un par de días, razón por la cual cualquier medida que se aplique recién impactará en la situación a la semana siguiente. De este modo, siendo que, al día de ayer, los pacientes activos por covid positivo se habían duplicado en la última semana, pasando de 94 a 208, aceptando que se duplicarán en la próxima, y que también lo hará la ocupación de camas, el colapso es inevitable.
Es por eso que sorprende, y asusta, la falta de contundencia de las autoridades en la conferencia de prensa ofrecida esta mañana, donde informaron las medidas a tomar respecto a la caótica situación económica y sanitaria que atraviesa la ciudad por la pandemia de covid, y al cabo de la cual solo dejaron dudas. Los funcionarios públicos no parecen darse cuenta de la real dimensión de la situación, ni, mucho menos, del compromiso, decisión y ejecución que ésta exige.
Ni Berisso, reemplazando a Bogdan, ni Jauregui reemplazando a García, ni Taulada, transmitieron estar decididos a hacer lo que se debe hacer, sino que prefirieron dudar e insistir en delegar las soluciones en los ciudadanos o, ahora, también, en los comerciantes.
La situación, hoy, exige el compromiso incondicional del funcionariado público, sea éste político, sanitario o de seguridad, para estar a la altura de la emergencia, tomando las decisiones necesarias, y ejecutándolas, sin dudas, ni miedos. No hay tiempo para eso, menos para echar culpas, ni para recurrir a excusas.
No hay tiempo para cálidas invitaciones, menos a los comerciantes para que hagan su trabajo. No hay tiempo para insistir en la responsabilidad individual, ni para lamentarse de que no exista. Hoy no hay tiempo para quejarse, ni para mirar hacia otro lado, ni para eludir el desafío que les toca. Hoy es tiempo de hacerse cargo y ponerse a trabajar.
Hoy no es tiempo de ceder ante presiones sectoriales, ni intereses políticos, menos ante ambiciones personales. La discusión hoy no pasa por fase 3 o fase 1, pues sea en la fase que sea el colapso ya está encima. La discusión pasa por hacer lo que hay que hacer para reducir la transmisión del virus sin detener la economía.
No se trata solo de confinar a la gente a sus casas y detener todas las actividades, se trata de que las autoridades convoquen a los privados y, juntos, recrear escenarios protocolizados que permitan trabajar sin posibilidad de contagios. Se trata de que vivamos pero evitando contagios. No es difícil. Se trata de que todos adecuen sus realidades a eso, y las autoridades deben estar allí garantizando eso con orden, concientización, control y penas.
“De esto salimos entre todos”, dicen. Nada más cierto, pero esa salida debe ser liderada por las autoridades, imponiendo orden, concientizando, controlando y, de ser necesario, castigando. Solo así Gualeguay podrá tener una Navidad en paz y trabajando, más allá del avance del covid. A menos de diez semanas de fin de año, el pronóstico sigue siendo reservado.
Norman Robson para Gualeguay21