Una voz que, por distinta, tranquiliza
Hay un “especialista” argentino que vive en Francia que dice que lo del coronavirus es exagerado. “Es argentino”, es lo que pensamos justo antes de desacreditar lo que dijo. Pero si vemos el currículum de este hombre y, después, atendemos lo que dice, podemos pensar que sabe de lo que habla.

El virólogo y especialista en enfermedades infecciosas Pablo Goldschmidt es profesor, bioquímico, farmacéutico y psicólogo formado en la Argentina, y, al vivir en Francia en las últimas cuatros décadas, se diplomó en farmacocinética, farmacología clínica, neuro-psicofarmacología, farmacología de antimicrobianos, virología fundamental, y biología molecular, y se doctoró en farmacología molecular. Al mismo tiempo, fue voluntario de la Organización Mundial de la Salud en misiones humanitarias en Guinea Conakry, Bissau, Pakistán, Ucrania, Camerún, Mali y la frontera de Chad con Nigeria.
O sea, pareciera que no es un chanta, ni siquiera un improvisado, sino que es alguien con conocimiento y hasta autoridad a hablar de lo que habla.
Este prestigioso referente en virología sostiene que el pánico generado por el coronavirus es tan injustificado como el SARS en 2003 y la influenza en 2009, asegura que provoca solo un resfrío fuerte o gripe, tal como los conocemos, y entiende que las expresiones de los expertos internacionales, replicadas por medios de comunicación y redes sociales, provocan un pánico innecesario que ya vivimos anteriormente.
Goldsmith sostiene que nuestro planeta es víctima de un nuevo fenómeno sociológico: el acoso científico-mediático, desencadenado por peritos solamente sobre la base de resultados de análisis de diagnóstico molecular de laboratorio.
El especialista entiende que se fueron replicando comunicados emitidos desde China y Ginebra, sin que se los confronte desde un punto de vista crítico y, sobre todo, sin subrayar que los coronavirus siempre han infectado a los humanos, siempre provocaron diarreas y resfríos.
En este sentido, Goldsmith aclara que un resfrío puede presentarse como una enfermedad benigna y autolimitada, pero es sabido que todas las enfermedades respiratorias, por más banales que se las considere, pueden afectar severamente a las personas fragilizadas.
Vale reconocer que en esa franja de personas fragilizadas se encuentran aquellas con problemas cardiocirculatorios de más de 65 años, a personas con trastornos metabólicos, a inmunodeprimidos, trasplantados, aquellas mal alimentadas y sin abrigo, y las que no tienen acceso a equipos de salud competentes que les proporcionen medicamentos eficaces.
Precisamente, a eso se refiere este virólogo, que destaca que esta situación no es exclusiva del coronavirus, sino que es válida en todas las infecciones.
Ahora bien, atendido esto, recordando las últimas pandemias que sobrevivimos, mirando para arriba en el mapa “epidémico” donde en el hemisferio norte se desparrama de forma crítica, recordando que ellos salen del invierno, observando la franja etarea de la fatalidad, y revisando la cobertura mediática del asunto desde que comenzó, la cosa empieza a tener un color distinto.
A rigor de verdad, no se quien tiene razón, así que sigo creyendo prudente ser responsable en nuestros actos, mantener una conducta higiénica, y, más que nada, seguir en paz. Cuidando los contactos y siendo responsable respecto de los otros, higiénico con el cuerpo, en especial con las manos, y tranquilos, sin dejar que nos asusten, ya que no todo es lo que dicen que es, sino que hay que mirar más allá de las noticias.
Norman Robson para Gualeguay21