Vacío político
A partir de las pasadas elecciones, nuestra ciudad se encuentra bajo el imperio de un preocupante vacío político, el cual pone en serio riesgo el tan necesario equilibrio democrático.
Desde el último 10 de diciembre, el gobierno local hace y deshace sin que ningún partido político ose pronunciarse a favor o en contra de sus actos, y sin que ningún medio o institución intermedia emita crítica alguna.
Este permisivo silencio de todo el espectro social y político libera la dirección del gobierno poniéndolo en peligro de perder fácilmente el rumbo y liderar a la sociedad gualeya a una nueva frustración.
A los efectos de iluminar un poco más este escenario, se exponen una por una cada una de las partes protagonistas que inciden en esta realidad política local.
Análisis detallado
Según se desprende de una rápida mirada al sector político, el Partido Justicialista, aún usurpado por el kirchnerismo, ha demostrado en sus últimas internas que solo convoca a una mísera parte del padrón que otrora ostentara, mientras que sus escasos líderes están tan concentrados en prenderse del alicaído gobierno provincial que hacen casi imposible su resurrección.
Por otro lado, la Unión Cívica Radical, siempre en las manos de la vieja escuela, sigue convocando solo a sus sobrevivientes, los cuales cada vez son menos, sin un recambio que pueda insinuar una renovación seductora, alejándola cada vez más de las expectativas ciudadanas.
Por el lado del Frente Renovador, la situación no es diferente, ya que a su reducida convocatoria local le suman una mezquina interna que hoy los divide en tres pequeñas líneas, cada una alineada con Massa de manera diferente.
Para completar el espectro político, el Pro sigue cautivo de la aristocracia local, con un ostentoso local vacío y sin afiliados, razón por la cual nunca logró nacer como alternativa política, no solo por la falta de referentes que seduzcan, sino, también, por la mezquindad de su dirigencia, que tiene más expectativas snobistas que políticas.
Por el lado de las instituciones intermedias, estas siguen deslumbrados por la presencia de uno de sus dirigentes al frente del gobierno, lo cual los mantiene encantados y negados a reconocer cualquier desacierto del mismos, de su equipo, o de sus concejales.
Por último, los medios también parecen encandilados por el nuevo poder y parece que no ven ningún desvío en los actos de gobierno proyectando en la opinión pública una imagen algo alejada de la realidad.
Conclusión
Por lo tanto, en este concierto de licencias, un gobierno que nunca tuvo proyecto político concreto, y que no se caracteriza por una apertura intelectual que invite a la participación externa, no será permeable a la injerencia de las fuerzas vivas y difícilmente pueda llegar a buen puerto.
De este modo, lamentablemente, de no recomponerse esta situación en el corto plazo, llenando los espacios políticos y recuperando el equilibrio democrático, no solo se afectaría negativamente la actual gestión de gobierno, sino que se le allanaría el camino a una reedición del nefasto pasado.
Norman Robson para Gualeguay21