9 diciembre, 2024 10:31 am
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Violación de protocolo

La semana pasada tomó estado público el caso de abuso a una menor por parte de Sebastián Wagner durante su libertad condicional, desnudando pormenores donde se viola el protocolo a seguir en un caso de abuso sexual infantil.

BLANCO-NEGRO

Tanto la Policía como la Educación y la Salud deben seguir, ante la mera sospecha de un abuso sexual infantil, un estricto protocolo a seguir de forma que la Justicia aborde el caso.

Pero, a pesar de esto, las cosas no siempre se cumplen como se deben cumplir, ya que la denuncia del caso de referencia se desvió por canales indebidos que dilataron tiempos poniendo en riesgo a la misma víctima.

La historia

El pasado verano, una jovencita visita la casa de su amiga de toda la vida. Las dos tienen 13 años. En un momento, la gurisa queda sola y la pareja de la mamá de su amiga la aborda y la toma por la fuerza toqueteándola. En la locura del momento, pudo zafarse de uno de los brazos, pegarle una patada, y escaparse del lugar.

El hecho no trascendió, y el agresor se dedicó, vía mensajes de texto al Facebook de la víctima, a amenazarla para que no hablara y a invitarla a retomar el manoseo. “Cuando te agarre te hago mía”, le prometió, y “no sabes las ganas que tengo de volver a tocarte”, le aseguró.

El tiempo pasó y la niña mantuvo su secreto hasta que ello se le tornó insoportable, y se vio obligada a desahogarse con su familia.

Así fue que su hermanastra tomó cartas en el asunto y con el permiso del papá recurrió a la mañana siguiente a la Jefatura. Era el viernes 31 de marzo. En la entrada le indicaron que fuera a la Comisaria del Menor, donde fue recibida por una funcionaria que atendió su denuncia.

Como se trataba de un caso penal, cumpliendo con el protocolo, acompaño a la joven denunciante hasta Tribunales. Una vez en Fiscalía, la funcionaria ingresó mientras la hermanastra de la victima quedó aguardando afuera.

Contra todo sentido, y atentando contra el propio protocolo, desde la Fiscalía las derivaron a la Defensoría del Menor, en el Juzgado de Familia.

Una vez en ese juzgado, distante más de diez cuadras, les indican a la funcionaria y la denunciante que la Defensora de Menores no se encuentra, pues todos los viernes atiende en la vecina ciudad de General Galarza.

Frustrada, y cansada, la joven vuelve a su casa y relata el fracaso de sus gestiones a su familia.

Pasó el fin de semana y el escozor se apoderó de todos los gualeyos. El lunes y el martes el trabajo les impidió volver a la Defensoría. Mientras tanto, todos buscaban a Micaela.

Escalofriante

El martes por la noche, la familia descubre horrorizada la escalofriante noticia de que Sebastián Wagner sería el posible secuestrador de Micaela, el mismo que había abusado de la niña y cuya denuncia nadie había aceptado.

El miércoles por la mañana, la familia, ya a pleno, retoma las gestiones de denuncia y, esta vez, si fueron atendidas y recayeron en el Fiscal Agustín Gianini.

De acuerdo a lo trascendido, en el informe confeccionado por la Comisaria del Menor, quienes derivaron a la denunciante a la Defensoría serían el Fiscal Coordinador Dardo Tortul y el Fiscal Santos, violando así el protocolo provincial, tan exigido desde la Justicia, que establece como actuar ante un presunto abuso sexual infantil.

Afortunadamente, para la Fiscalía, ya era demasiado tarde para evitar la muerte de Micaela, pues el proceso hubiese tardado en cancelar la libertad condicional de Wagner, pero no deja de ser una actitud gravísima que desnuda la irresponsabilidad de algunos funcionarios que, como el Juez Carlos Rossi, poco le importan la gente.

#NoMasMicaelas

Gualeguay21

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