26 marzo, 2025 11:35 am
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2025: Bancas en disputa y un desafío para los entrerrianos

Congreso de la Nacion

Este 2025 es año de elecciones legislativas y, en Entre Ríos, se ponen en juego 5 diputadurías y 3 senadurías. De ambos lados de la política, lo saliente es deplorable, y lo que entraría, o volvería, es peor. Sea como sea, ya comenzó la desesperada disputa por una banca, y todo pinta que sea más de lo mismo, mientras la miramos de afuera. Es tiempo de escuchar el viento y hacernos cargo.

En pocos meses quedarán libres, en Diputados, las bancas de Carolina Gaillard, Tomás Ledesma, Marcela Ántola, Nancy Ballejos y Atilio Benedetti, mientras que en el Senado se desocupan las de Edgardo Kueider, Stella Maris Olalla y Alfredo De Ángeli. Frente a ésto, la horda de aspirantes a vivir bien de Juan Pueblo ya está en campaña.

Veamos. En el concierto político entrerriano no hay diferencias. Tanto peronistas y seudo peronistas como los referentes del híbrido oficialismo, juntados por el espanto en una bolsa de gatos, todos quieren lo mismo: salvarse cada uno a cualquier precio. Así es que, cada vez que se sacude el tamiz (las elecciones), solo quieren seguir enquistados en el Estado. Es por eso que por estas épocas cunde entre ellos el pánico por quedarse sin nada.

He ahí el problema. La calidad humana y política del espectro político entrerriano asusta, aterra, y su oferta actual solo garantiza más de lo mismo.

Hoy, aquello de “legítimos representantes del pueblo” quedó en el pasado, junto al compromiso por lo común y a la vocación de servicio. Hoy se ha naturalizado la corrupción, hoy todos quieren lo mismo: Llegar al Congreso de la Nación por un sueldo millonario, una suculenta cuenta de gastos, y algún “extra” ocasional que surja. Quieren eso y perpetuarse al servicio del Estado con ese buen pasar hasta que una jubilación les permita seguir sin hacer nada.

A ninguno le interesa mejorar la realidad de sus electores, ni ahí. Así lo demuestran cada vez que votan, cada vez que hablan. Lo traspiran con total impunidad.

Ahora bien, es precisamente a la hora del tamiz (las elecciones) que los ciudadanos tenemos la oportunidad de corregir ésto, pero no eligiendo bien, porque eso ya es imposible, sino participando, imponiendo nosotros nuevos candidatos.

Aquello de que es mejor votar al menos peor es una gran mentira, pues son todos iguales. No hay diferencias entre Bordet y Benedetti, ni entre Kueider y De Ángeli. Eligiendo lo menos malo les hemos hecho el juego a ellos, y nos hemos convertido en sus cómplices. De acá en más, si no son dignos, no hay que votarlos, aunque no votemos a nadie.

La ciudadanía tiene que empezar a entender que los malos que están, están porque no están los buenos. Están porque los que no estamos les dejamos el espacio, porque les cedimos el lugar, porque elegimos mirarla de afuera, sin comprometernos. Por eso, es por culpa nuestra que llegamos a esta situación.

Hoy es tiempo de hacernos cargo, pues no se si nos quedan muchas oportunidades.

Norman Robson para Gualeguay21

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