25 de Mayo: El día en que la Patria fue desplazada por el populismo
En el día de hoy, 25 de mayo, no se conmemora más un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo de 1810, instancia por la cual nació nuestra Patria. Hoy, por decisión política, y con total desprecio por la pobreza, la inflación y la inseguridad, celebramos los 20 años de la asunción al poder de Néstor Kirchner, o los 16 años del kirchnerismo en el poder, un proceso de presunta excelencia política cuyos supuestos beneficios para los argentinos Macri supo dilapidar en solo 4 años.
En síntesis, hoy festejamos la revolución del bienestar que comenzó en la Argentina con el proyecto nacional y popular de Néstor y Cristina, quienes, mágicamente, restauraron nuestros derechos, con sendas leyes y jugosos subsidios, y abolieron de nuestras vidas los deberes y las obligaciones, eximiéndonos de toda responsabilidad y compromiso, e instalando el caos y el retroceso.
Aquel 25 de mayo, no el de 1810, sino el de 2003, comenzó en el país, en nombre del peronismo, un progresismo que impulsaría el desarrollo de todos los argentinos en igualdad, pero, hoy, después de dos décadas, una crisis histórica nos sume en la miseria y la postergación, incluso peor que aquella previa a la llegada de Néstor.
Aquel día, aunque sin patriotas, nos aseguraron que habría una más justa redistribución de la riqueza, con inclusión social para todas, todos y todes, pero, hoy, los más ricos son los políticos, y hasta los que trabajan están hundidos en la miseria. Hoy impera la exclusión y la pobreza.
Aquel día, aunque décadas después del Nunca Más, resucitaron el odio que habíamos sabido curar con tanto sacrificio, a la vez que instauraron el rencor sobre empoderando a las minorías, y, así, nos impusieron la grieta, gracias a la cual nos “dividen y reinan”, y por la cual hoy estamos todos peleados entre nosotros. Fue así que se terminaron amores y se arruinaron sobremesas. Fue así que se pelearon familias.
Aquel día, hasta borraron la verdad, convenciendo a cada uno de nosotros de que existen miles de verdades, que cada uno tiene la suya, y, de un plumazo, la realidad se hizo capricho subjetivo, la justicia se hizo sospechosa, y ya no sabemos qué es cierto y qué no lo es. A la vez, y por las dudas no fuera suficiente, abolieron la meritocracia, y nuestros hijos dejaron de aprender.
Aquel día, comenzó a empapelarse la realidad con billetes recién impresos, hasta que la sequía, la guerra y la pandemia hicieron que se acabaran el papel y la tinta, y el empapelado se comenzó a caer, desnudando la sangre en nuestras calles, las heladeras vacías, y la droga apagando vidas. Así es que la cruda verdad comienza a plantarse frente a nosotros.
Tan es así que, si hoy saliera la revista Anteojito, esa que tanto nos enseñara en nuestra infancia, seguro que no tendría paraguas y escarapelas en su tapa, sino que alguien se ocuparía de que allí estuvieran Néstor y Cristina, abrazados a Máximo y Florencia, y rodeados por Hebe, Moreno, D’Elía, López (con los bolsos al hombro), De Vido, Victor Hugo, Zaffaroni, Boudou, Grabois, Daddy, Baez y Donda, todos con los brazos en alto y con los dos dedos en V.
A 20 años de comenzado este proceso de prolija perversión institucional y degradación política, carente de cualquier ideología genuina, perdimos hasta la Revolución de Mayo.
Hoy, en esta tierra que supo ser granero del mundo, que desde sus entrañas hoy hace posible que el mundo hable por celular, en esta tierra de Favaloro, de la escaloneta y del que inventó la birome, en silencio hacemos a un lado la Patria para festejar éstas dos décadas de farsa, de relato, del cuento del tío que nos esquilmó hasta la esperanza.
¡Viva la Patria! (¡Viva Néstor y Cristina!)
Norman Robson para Gualeguay21