26 marzo, 2025 12:10 pm
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Del hombre de la bolsa al apocalipsis social

Cucos

Cuando era chico, mis padres me sometían a sus pretensiones amenazándome con los espantos del hombre de la bolsa, el cuco, y la solapa. Pensé que se aprovechaban de mi infancia, pero conforme crecí me encontré con que a los grandes los someten del mismo modo, aunque con otros espantos: los de la derecha, la izquierda y el apocalipsis social. Éstos como aquellos son fantasías demonizadas para asustarnos, aterrorizarnos, y así dominarnos. El individuo con miedo no piensa, es manipulable, y facilita el imperio del poder.

La doctrina del miedo. El objeto era manipular nuestra conducta, condicionarnos imponiéndonos límites dentro de lo manejable. Que nadie se atreva a transgreder las pautas establecidas, pues, si así lo hiciéramos, vendría el hombre de la bolsa, el cuco o la solapa, y nos llevaría a rincones oscuros del inframundo. Así crecimos, presos del temor a esos espantos.

Años más tarde, aquellos fantasmas se diluyeron en el espacio y aparecieron otros fantasmas, mucho más complejos, pero igual de ficticios: la izquierda y la derecha, el capitalismo y el comunismo, cada uno con su amenaza de suplicios y flagelos, y el miedo al cuco y compañía fue reemplazado por el miedo al apocalipsis social. De ese modo, otra vez el miedo se instaló en nuestras vidas, neutralizando el pensamiento de las masas. Igual que cuando éramos chicos.

El cuco zurdo y su amenaza de igualdad bajo un estado paternalista, la solapa capitalista y su amenaza de descarnadas ambiciones individualistas, y el hombre de la bolsa capitalista ávido de dividendos y ganancias. Verdaderos monstruos que pisan fuerte la pobre inocencia de las gentes, como dijera León.

Unos compraron la etiqueta izquierda, y se sintieron cobijados por ese relato, otros adquirieron la etiqueta derecha, y se vieron contenidos por este otro relato. Y así, convencidos de estar del lado correcto del mundo, unos y otros viven enfrentados, y asustados, temerosos del triunfo del otro. Mientras tanto, el poder se ríe y lucra a sus anchas.

Así gira el mundo, alternando el miedo a unos con el terror a otros, mientras las masas sobreviven sumidas en el terror, sin atinar a pensar por sí solas.

Algún día, tal vez, llegue la libertad de ser, pensar y elegir, pero para eso hace falta educación, mucha educación, que ilumine a las masas sobre las realidades del mundo. Solo así se ahuyentarán los miedos y terrores que impedían, impiden e impedirán nuestro progreso.

Norman Robson para Gualeguay21

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