Ya no se conquistan inversores con relatos

En la Argentina, desde que tengo uso de razón política, los gobiernos no han tenido nunca un proyecto político, sino que, cada uno a su particular manera, esgrimió un relato demagogo que convenció a la masa popular y a la no popular también. Siempre fue así. Por eso, invertir ha sido siempre sinónimo de timba. Ahora bien, si hoy queremos crecer de forma sostenible, necesitamos más inversores que timberos, lo cual nos obliga a tener proyectos politicos serios y plausibles.
Hoy, el país, la provincia y la ciudad necesitan de forma desesperada capitales que generen trabajo y progreso. Hoy hay una ventaja, el país se ha vuelto fiable, así que solo faltan que lo sean la provincia y la ciudad.
Qué es ser fiable. Un territorio es fiable cuando su sociedad es creíble, confiable, estable, y se puede poner un peso, que mañana siga valiendo un peso, que no se lo roben, y que con el se pueda generar empleo, progreso y dividendos. Este territorio ha tenido, y aún tiene, todos los recursos naturales, técnicos y humanos para ser fiable, solo que los gobiernos que eligió el pueblo lo impidieron.
Así fue como los sucesivos gobiernos, sin haber exibido nunca un proyecto real lograron quebrar al país más rico del mundo. No recuerdo que alguna vez haya habido un norte, ni a nivel Nación, ni Provincia, ni, muchos menos, municipal.
Para qué tener un norte. Para saber qué hay que hacer hay saber hacia dónde se va. Si se sabe a dónde se va, dónde se va a estar mañana, se puede preparar para aprovechar ese día lo mejor posible. Pero en este país, en la ultima media docena de décadas, el futuro ha sido siempre absolutamente incierto.
Con ese grado de incertidumbre, ningún inversor pondrá nunca un peso, solo lo harán los timberos que ya nos denostraron que de nada nunca nos sirvieron.
Ahora bien, si vamos de Entre Ríos a Dubai, o de Gualeguay a Paraná, a “conquistar” inversores, no alcanzan los cuentos, las sonrisas, mucho menos las selfies, hay que llevar realidades concretas. Hay que demostrar un hoy adecuado y un proyecto a futuro estable que exponga la oportunidad de la inversión. Básicamente, se debe demostrar una administración saneada, una solidez política, y un marco de políticas públicas que garanticen la realidad socioeconómica.
Intentar conquistar capitales sin los números en orden, sin una posición política consolidada, y sin un proyecto concreto y viable que establezca un norte, es, como decía mi abuela, gastar pólvora en chimangos. Nadie va a invertir en nosotros porque somos lindos, solo puede haber apuestas en condiciones oscuras.
En síntesis, es indispensable y urgente replantear el Estado, sanearlo y sanarlo, establecer todos los objetivos, convencer a los propios y alinearlos detrás de ésos, consolidando así el poder político suficiente, trazar un proyecto serio y fiable, y demostrarle al mundo que se trabaja atrás de ese proyecto.
De ese modo, no hace falta ir a Dubai, ni a ningún lado. Los inversores olerán las oportunidades, y vendrán solos, sin prebendas de ningún tipo.
Norman Robson para Gualeguay21