12 octubre, 2024 5:42 am
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El gran desafío de Gualeguay más allá de las elecciones

Sean quienes sean los que ganen en las próximas elecciones, el país en general, y Gualeguay en particular, enfrentan un desafío que no está instalado en el consciente colectivo de los pueblos: cómo transitar, y sobrevivir de la mejor forma posible, a la inminente crisis social y económica, y a la nueva impronta política que se avecina. Una crisis que ya no depende de quienes ganen, sino de quienes sean los que administren los territorios, y cómo lo hagan.

No hay dudas de que las cajas se achicarán aún más, ni de que la inflación y la recesión irán dejando a su paso el tendal de víctimas, y, así, los pueblos quedarán cada vez más a la buena de Dios. De este modo, los problemas, sin dudas, crecerán, y, de lo indispensable, no sobrarán recursos para contener el impacto que sufran los vecinos. Cualquiera que asuma las riendas de la ciudad en diciembre, y que quiera sobrevivir y superar lo que se viene, deberá replantear urgente el Estado.

Por ejemplo, en nuestra ciudad es preciso abandonar las viejas prácticas políticas y ser estrictamente prudentes y cautos en la aplicación de los presupuestos. Si bien es imposible reducir los puestos de trabajo, sí urge reducir el gasto público a lo estrictamente necesario, a la vez que es preciso diseñar, e implementar, una mayor y más efectiva presencia del Estado en todo el territorio. O sea que hay que achicar el gasto y extender la presencia.

Más que de una reforma, ésto se trata de un replanteo del Gobierno frente a una inevitable reducción de los recursos, monetarios y de los otros, que suelen llegar de afuera. En otros términos, la Municipalidad ya no contará con la “ayuda” externa acostumbrada, y deberá “aprender” a arreglárselas por su cuenta.

¿Qué significa ésto? La obra pública, sin lugar a dudas, será una de los sectores donde esto se sentirá más, pero también se resentirán, más de lo acostumbrado, áreas como la salud, la seguridad, la educación, etcétera, no solo por una decisión política de quienes sean elegidos, sino porque la crisis vacía las arcas. Dicho de otro modo, la sintonía con la Provincia y la Nación pueden ser importantes, pero, la falta de recursos impedirá que los aportes directos e indirectos sean los mismos del pasado.

Conclusión

Por lo tanto, el desafío de Gualeguay, más allá de las elecciones, es la inminente crisis que se puede ver agravada o no por quienes sean los elegidos. Para éste escenario, su gobierno y su sociedad deben prepararse, aprovechando el íntimo conocimiento de su realidad, haciendo a un lado cualquier compromiso político, y con la valentía de unirse en la toma de las decisiones necesarias para transitar la coyuntura.

Norman Robson para Gualeguay21

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