Advierten riesgos en la vacunación informal
Ante la disposición arbitraria de los “sobrantes” de vacunas en los distintos centros de salud donde se lleva adelante la vacunación contra el covid, no solo se está alterando el esquema vigente de prioridades, definido según los riesgos, sino que se está inoculando gente más joven, incluso adolescente, para quienes estas vacunas podrían no ser las adecuadas o recomendables.
Según coinciden en señalar los profesionales de la salud consultados, es importante avanzar en la vacunación de toda la comunidad, pero es más importante hacerlo en el marco del esquema organizativo implementado, orientado a priorizar aquellos grupos de riesgo más urgentes, sea por actividad o por condición de salud, para luego avanzar sobre la población que no tiene un riesgo particular. De ese modo, apuntaron hacia la injusticia y los peligros que encierra la vacunación por fuera del esquema, especialmente cuando aún hay adultos de los grupos de riesgo que no fueron vacunados.
En el mismo sentido, señalan que este esquema de inmunización está diseñado en base a vacunas recién desarrolladas y testeadas en adultos, mientras que distintos estudios demuestran que las reacciones a la vacunación en los adolescentes y jóvenes provocan reacciones diferentes a las de los adultos.
Respecto del grupo infantojuvenil, cabe remarcar la importancia de avanzar lo antes posible sobre este grupo etáreo, ya que la transmisión del virus en el grupo infantojuvenil es igual que en los adultos, contagiándose y contagiando en su comunidad, pero agravado por tratarse de un grupo que se resiste a cumplir las normas de seguridad sanitaria, y porque el virus, al ser cada vez mayor la proporción de los mayores inmunizados, se va desplazando a ese grupo.
Es por esto que, conforme se vayan alcanzando a los grupos infantonuveniles, es muy probable que se recurra a otra vacuna como la de Pfizer, que ya está aprobada para usar en mayores de 12 años, la cual ha demostrado ser muy segura y de alta eficacia en este grupo etáreo, incluso reduciendo la capacidad de transmisión, y cuyos efectos adversos son leves y reversibles.
En base a todo esto, si bien todos acuerdan en que los más chicos son los que sufrieron el mayor impacto por la pandemia, e inmunizarlos significaría permitirles recuperar su formación, a la vez que contribuiría a alcanzar más rápido la inmunidad de rebaño, también entienden que su vacunación debe darse en el marco de seguridad que el actual esquema brinda.
Por lo tanto, ante la existencia de algún “sobrante” de vacunas en algún centro de salud, resulta inperativo que la administración sanitaria correspondiente disponga de las mismas sin apartarse del esquema vigente, y, principalmente, sin inocular a infantojuveniles.
Gualeguay21