11 noviembre, 2024 4:43 pm
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Arco Iris: Un ejemplo de sensibilidad y empatía

Según las estadísticas que mantiene el Instituto Nacional del Cáncer, a lo largo del año, el hospital materno infantil San Roque, en Paraná, recibe de distntos rincones de la provincia un promedio de 15 niños afectados por leucemia. Con la misión de llevar alivio, ayuda, compañía y contención a quienes atraviesan estas situaciones, nació Arco Iris en la capital provincial y en Nogoyá. Un admirable ejemplo de sensibilidad, empatía y consciencia.

A partir de un diagnóstico de cáncer, los pacientes y sus familias comienzan a vivir una vida muy distinta, donde los tratamientos altamente invasivos y debilitantes hacen de la atención y contención del niño enfermo y quien lo acompaña una prioridad. En éstas instancias, las familias se dividen, por un lado el pequeño paciente y su acompañante en el hospital, la mamá en muchos casos, y el resto de la familia en su casa por el otro.

En este marco, el mundo del paciente y su cuidador se circunscribe a la internación, y el contacto humano se limita a médicos, enfermeros, psicólogos y demás actores del hospital, mientras que el contacto con la escuela, el club o el barrio, al igual que los vínculos con el resto de su familia, con los amigos, y con los compañeros, quedan, momentáneamente, relegados y postergados.

Esta realidad tiene un alto impacto emocional tanto en el niño como en quien lo cuida, producto de la soledad, de la distancia, de los recursos económicos, y de los múltiples miedos que la enfermedad dispara. Es por ésto que, atento a esta delicada situación, en septiembre del 2007, un grupo de personas sensibles, empáticas y conscientes de lo que viven quienes atraviesan estas situaciones, se unió para fundar Arco Iris.

Se trata de una asociación civil sin fines de lucro que tiene la misión de llevarle alivio, ayuda, compañía y contención a quienes atraviesan estos traumáticos procesos en el Hospital San Roque. Como Mirta Sotier, quien a partir de atravesar una situación de este tipo lideró esta iniciativa y hoy preside Arco Iris, es una mamá oriunda de Nogoyá, la organización tiene una sede en Paraná y otra en esa ciudad.

Por último vale destacar que quienes conforman esta institución de bien público son personas que dedican de forma voluntaria su tiempo, a veces acompañando a quienes transitan la enfermedad internados, y otras participando de eventos públicos presentando su tarea y recaudando fondos.

La calidad humana de cualquier concepción de convivencia en comunidad exige espíritus ejemplares de comunión con el otro, en las buenas o en las malas de forma indistinta. En este mundo de miedos e indiferencias, donde es mucho más usual mirar para otro lado, Arco Iris es un loable ejemplo digno de ser compartido.

Norman Robson para Gualeguay21

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