Beneficios del turismo más allá de lo económico
En esta modernidad, el turismo como actividad ha cobrado protagonismo en las políticas públicas, y, de su mano, aunque en menor medida, lo han hecho sus recursos: la cultura y la naturaleza. La principal razón, esgrimida por todos, para este crecimiento sería el impacto económico de la actividad en el destino y su gente. Pero ésta no es la única, y, sin lugar a dudas, no es la más importante. Hay un impacto social que es determinante para el futuro de las comunidades anfitrionas.
Todos sindican el ingreso de capitales como uno de los aspectos más importante de la actividad turística, ya que éstos vuelcan de forma transversal en toda la oferta prestadora, comercial y de servicios, a la vez que alientan la inversión y reinversión en el sector. Sin lugar a dudas, ésto es cierto, pero no se debería perder de vista otras aristas de la actividad que ponen en valor al destino como sociedad.
Otras concepciones más modernas sobre el turismo lo entienden como una oportunidad del destino para compartir sus patrimonios con el turista, más que como un mero servicio al mismo. Ésto suma una cuestión emocional al producto turístico, potencia la experiencia del turista, y facilita la fidelización de los mismos.
¿Cual es la diferencia entre servir y compartir? Es simple: uno puede servir cualquier cosa, mientras que solo puede compartir lo propio. Un turista puede querer un goulash de cerdo, mientras escucha la sinfónica de Kiev, atendido por mozos y mozas de frack. Sin dudas, eso se le puede brindar sin problemas. No es tan difícil. Pero eso, por estos lados, no se lo puede compartir, porque nada de eso es de por acá.
Por lo tanto, la oferta turística moderna apunta hoy más a compartir que a servir, un concepto que, a la vez, facilita la adopción de la actividad por parte de la comunidad, la cual es parte propietaria de lo que se comparte. Por ejemplo, el destino Colón creció con los colonenses compartiendo hasta sus casas con los turistas que llegaban en busca de sus playas. Hoy, ese destino no solo está bien consolidado, sino que su comunidad se siente bien identificada con su perfil y muy conforme con su rol.
Ésto demuestra la importancia de un éxito como destino, tanto por el volumen de dinero gastado por los turistas, como por la consolidación de la identidad entre los anfitriones, aspectos que no solo fortalecen a la comunidad en lo económico, sino, también, en lo social. De cara al futuro, todo será siempre mucho más fácil para una sociedad fortalecida por una identidad consolidada.
Algunos ejemplos: A través del turismo, Florencia, Italia, compartió su historia y, así, consolidó su identidad, así como lo hizo Río, Brasil, compartiendo su naturaleza. Éstos destinos, al igual que muchos, hoy son marcas registradas identificadas por aquello propio que su sociedad supo compartir, y hoy disfrutan una soberanía cultural blindada por su identidad.
En Gualeguay hay mucho para compartir, el desafío es, primero, conocer lo que se tiene, y, luego, hacerlo propio. Recién entonces estará la comunidad lista para compartirlo y fortalecerse. En una comunidad como ésta, cualquier pretensión de convertirse en destino turístico pasa primero por lo social y luego por lo económico.
Norman Robson para Gualeguay21