Carta abierta a los jóvenes de gualeguay
Debido a los comentarios agraviantes, violentos, irrespetuosos, he optado por no responder a ningún comentario de esta índole. Considero que vuestros padres deberían enseñarles que el respeto es fundamental en la vida de todo ser humano.
Hoy tengo una función que es difícil porque tiene la enorme dificultad de hacerle cumplir las leyes a todos aquellos que la infringen, y muchos de ellos, son gran parte de la juventud.
Hoy no se dan cuenta, pero cuando sean mayores podrán experimentar que el RESPETO es vital para una vida en armonía.
El respeto se inculca en la casa, de allí se trae.
La vida en sociedad nos hace reflexionar sobre el valor del respeto, esto trae aparejado la necesidad de establecer algún tipo de certezas en torno a las ideas y la tolerancia.
Cuando hablamos de respeto hablamos de los demás. De esta manera, el respeto implica marcar los límites de las posibilidades de hacer o no hacer de cada uno y donde comienzan las posibilidades de acción los demás. Es la base de la convivencia en sociedad.
Las leyes y reglamentos establecen las reglas básicas de lo que debemos respetar. Sin embargo, el respeto no es sólo hacia las leyes o la conducta de las personas. Por el contrario, se relaciona con la autoridad, como sucede con los hijos y sus padres o los alumnos con sus maestros. El respeto también es una forma de reconocimiento, de aprecio y de valoración de las cualidades de los demás, ya sea por su conocimiento, experiencia o valor como personas.
De la Pluralidad, puedo decir, que es la convivencia de diferentes ideas y posturas respecto de algún tema, o de la vida misma. La pluralidad enriquece en la medida en que hay elementos para formar una cultura. La pluralidad cultural nos permite adoptar costumbres y tradiciones de otros pueblos, y hacerlos nuestros. Sin embargo, cuando la pluralidad se integra en el terreno de las convicciones políticas, sociales y religiosas las cosas se dificultan.
Las dificultades con respecto a estas cuestiones conlleva a la noción de Intolerancia, es decir, “el no tolerar”. Fácilmente, ante alguien que no piensa, no actúa, no vive o no cree como nosotros, podemos adoptar una actitud agresiva. Esta actitud, cuando es tomada en contra de nuestras ideas se percibe como un atropello a uno de nuestros valores fundamentales: la libertad. La intolerancia desarrolla un grado de opresión que torna imposible la convivencia humana.
Considero que ustedes, como jóvenes, deben saber que la Sociedad necesita de RESPETO, PLURALIDAD y TOLERANCIA.
Respeto a todos y mi función es hacer respetar la ley y no por ello debo ser objeto de falta de respeto por gran parte de la Sociedad y muchos de ellos, jóvenes.
Las leyes están para ser respetadas y de eso me encargaré pese a quien le pese.
Sé que hago lo correcto porque así la ley me lo indica.
Bajo ningún punto de vista, ingresaré al terreno de la falta de respeto.
Como Director de Tránsito me hago cargo de todos los procedimientos. Siempre doy la cara y las puertas de mi oficina están abiertas para todo aquél que desee manifestarse. Sé que estoy para servir a la gente, pero no para ser injustamente agraviado.
De ahora en mas, no contestaré ningún comentario agraviante, ofensivo, amenazante.
Seguiré con la misma postura de trabajo. Seré implacable ante las infracciones a la ley.
La Democracia no es LIBERTINAJE, por el contrario. Democracia es RESPETO, TOLERANCIA, PLURALIDAD y no lo contrario.Estar en este estado de derecho, no significa que las leyes no se respeten. Las leyes deben respetarse porque si no lo hacemos, estamos violando los derechos de los demás.
Nada me hará cambiar mi forma de trabajo…algún día reconocerán que todo es para el bien común.
Cada uno de ustedes, es libre de decir lo que sienta y piense. A partir de hoy, opto por el SILENCIO que es la mejor respuesta a los agravios y amenazas.
LA LEY ME AVALA
NI UN PASO ATRÁS…
César Augusto Mondragón, Director de Tránsito, Municipalidad de Gualeguay