Cómo vive la colectividad judía local la crisis en Israel
El pasado fin de semana se celebró en Gualeguay la ya tradicional Fiesta de las Colectividades, y, siendo la colectividad judía parte de la misma desde su origen, el estado de guerra que se vive en Israel no podía estar ausente. La comunidad estuvo presente, pero sin sus bailes tradicionales y sin las exquisiteces a las que nos tiene acostumbrados. La oportunidad se prestó para conocer, de primera mano,
cómo los atraviesa esta dolorosa situación.
La angustia está presente en las voces. Los tonos desnudan tiempos de desconsuelo. La inquietud del cronista sobre cómo se vive este presente, a una semana de aquel ataque, es una oportunidad más para otro desahogo.
La voces coinciden en que, en un primer momento, la noticia pareció ser una más de tantas de un pueblo que vive de crisis en crisis. Pero, conforme fueron llegando los detalles, el drama, sin precedentes, los fue conmoviendo. El golpe había sido demasiado fuerte y demasiado cerca de familiares y amigos.
La preocupación inicial fue por esos seres queridos, pero, desde allá, aquellos transmiten tranquilidad. Desde allá aseguran estar bien, ya que en ese pequeño país, amenazado desde los cuatro puntos cardinales, impera la empatía y la solidaridad de su pueblo, son fuertes y entre ellos se protegen. Más seguridad que esa no hay, aseguran.
También coinciden en que la amenaza no es nueva, sino que es la de siempre: El fanatismo de una minoría motivada por el resentimiento, sin disputas religiosas, ni territoriales. Un fundamentalismo impiadoso inspirado solo en el odio. No es un enfrentamiento entre palestinos e israelitas, sino el desahogo de un grupo de terroristas, que solo existe cuando crea terror, y que encontró en los judíos la excusa ideal para justificar su existencia. Los palestinos solo son rehenes víctimas de la situación.
Por último, las voces reconocen que, con el correr de los días, la tranquilidad transmitida por sus seres queridos, en medio de la guerra, se fue contagiando entre ellos y su entorno. A modo de ejemplo remarcaron el apoyo de la gente, su solidaridad y empatía demostrada, día a día, en su acercamiento. “Se siente como que todos son familia”, confesó uno, con voz ahogada.
Norman Robson para Gualeguay21