Cómplices de nuestros propios victimarios
Días atrás, los argentinos desayunaron junto a la indignante noticia de que los legisladores nacionales, casi sin querer y gracias a desconocidas causas, vieron aumentadas sus dietas en un ciento por ciento.
Esos legisladores, que hipócritamente se tomaron el atrevimiento de aumentarse descaradamente el sueldo, son los representantes del pueblo legitimados por el voto de todos los argentinos.
O sea, son nuestros genuinos representantes.
Pero esta barbarie democrática no habita exclusivamente el ámbito nacional.
En nuestra provincia, también gracias al mismo sistema democrático, se ha erigido como legítimo representante del pueblo en la Honorable Cámara de Diputados a un dirigente camionero que apoya abiertamente la medida tomada por los legisladores nacionales.
Según lo publicado por APF, para el diputado provincial, dirigente del sindicato de camioneros en la provincia, y ex legislador nacional, Antonio Alizegui, del Frente para la Victoria, esa medida es “una reivindicación justa” y opinó que en “lo privado debería hacerse lo mismo”.
Desde su modesto pensamiento, este dirigente intenta instalar dicho asalto al erario público como base para la disputa salarial de los gremios asegurando que “esto demuestra que en la reivindicación salarial de los trabajadores hay piso pero no hay techo”.
En ese mismo sentido, el ambicioso gremialista declaró que “si ahora podemos efectuar una reivindicación en el Congreso, creo que en la parte privada debe hacerse lo mismo y discutir, sin tanto tire y afloje, un acuerdo salarial”.
Del mismo modo, a lo largo de sus declaraciones, este legislador, que representa los genuinos intereses del pueblo, alega que “debemos borrar la hipocresía”, que “no es suficiente para un legislador que representa a las provincias”, y que “hay algunas perversiones que deben modificarse”.
Ante este nefasto cuadro de la escalofriante realidad política, tanto vernácula como nacional, los argentinos no sabemos qué pensar, mucho menos sabemos que hacer…
Pero lo más descabellado de todo esto, como si fuera una película de Hitchcock, es que nosotros mismos engendramos estas monstruosidades ávidas de plata fácil que hoy solo les interesa arrasar, sin ningún escrúpulo, todo lo que hay a su alcance aprovechando al máximo sus períodos.
Definitivamente, los argentinos debemos tomar consciencia de que somos responsables de la existencia de esos personajes que se duermen en el recinto, o juegan con su celular, o no dan cuorum, y si lo dan someten su voto al mejor postor.
En la medida que permitamos estos atropellos, somos cómplices de nuestros propios victimarios.
Norman Robson para Gualeguay21