Confuso informe policial sobre preocupante hecho
La policía local descartó el secuestro e informó que luego de movilizar a toda su infraestructura, los gurises fueron descubiertos “de joda” en la Costanera, lo cual tardaron más de cuatro horas en descubrir a pesar del intenso despliegue.
El informe difundido difiere sensiblemente de lo relatado por los testigos y denunciado por los padres.
El informe policial
“En reiteradas oportunidades se ha hecho saber a través de nuestras crónicas policiales, lo mucho que preocupa a esta Institución, preventora de conductas antisociales la problemática actual donde intervienen menores de edad, jovencitos que van desde los 13 años hasta los 17, que con sus conductas irresponsables muchas veces sumado a la falta de control o contención familiar, y/o algún tipo de agente externo como el alcohol o la droga, hacen que, dando rienda suelta a su jolgorio adolescente tomen decisiones totalmente desacertadas que hasta podrían poner en peligro su integridad física o hasta su vida misma.
Esta pequeña introducción no es vana, sino trata de ofrecer al lector un punto de vista que no todos conocen o pueden llegar a imaginar sin tener siquiera que compartirlo. El caso que nos ocupa llegó a conocimiento de la oficial en turno de comisaria de minoridad, alrededor de las tres de la madrugada cuando en esta dependencia se hace presente Norman (52), quien con mucha preocupación manifestaba que alrededor de las doce y media de la noche, había recibido un llamado telefónico de Ana madre de un amigo de su hijo, quien le habría comentado, que sus hijos junto a otros amigos “la banda de la pelada”, en circunstancias de encontrarse en la plaza Juan Domingo Perón, frente al Barrio 210 viviendas, habría parado un automóvil del cual se baja una masculino mayor de edad, que aparentemente los hace subir al auto y arranca nuevamente, perdiéndose de vista.
De inmediato y con la preocupación lógica de un padre ante el relato alerta de esta madre, da aviso a la sala de tráfico del comando radioeléctrico, poniendo en movimiento todo el andamiaje policial y judicial, con todo lo que ello implica, difusión mediante radio policial y radiogramas hacia toda la provincia.
Con todo el personal de guardia dedicado a dar con la ubicación del vehículo y los menores en cuestión, se montan distintos operativos fijos e itinerantes, con recorridas intensivas en procura de un resultado satisfactorio.
Así al cabo de unas horas, son encontrados cuatro de los menores en la zona de la costanera, reunidos en total idilio juvenil, molestos ante la interrupción de su divertimento por parte de los móviles policiales del comando radioeléctrico, pero la sorpresa fue que uno de ellos- cuyo padre había dado comienzo a la búsqueda no se encontraba en el lugar, y tampoco el automóvil negro ni el masculino mencionado- .
La preocupación policial crecía a pesar de que sus compañeros de diversión manifestaban que se habían retirado caminando hacia sus respectivos hogares, pero por fortuna a los pocos minutos se irradia que en cinco esquinas había sido interceptado, en un operativo policial, un automóvil Ford Escort en el cual se conducía un menor de 16 años de edad, junto a otros menores entre los cuales estaba el interesado, en el lugar no solo intervino personal policial sino también transito municipal procediendo a la retención del vehículo ya que no contaban con ningún tipo de documentación, además y de cómo si ya fuera poco de mencionar, la hora en la que chicos menores de edad deambulaban en forma descontrolada por la vía pública, en total contravención a la ley de transito, y con aparentes signos de haber ingerido algún tipo de sustancia excitativa o sicotrópica.
Pasadas las peores sospechas y con los jovencitos a resguardo en esta dependencia policial, se comenzó a respirar otro aire a raíz de que si bien la problemática en estos purretes está instalada y crece día a día, la denuncia de supuesto secuestro no era tal.
Sin poder dejar de hacer referencia que estos jóvenes han tenido serios problemas de conductas violentas sin olvidarnos al menos del último por el cual fueron trasladados a esta desde Islas Malvinas y Colón ya que se encontraban cobrando “peaje” a los ocasionales transeúntes del lugar, y lo peor cuando la supuesta líder de estos amenazo de muerte al jefe de comando radioeléctrico delante de sus propios padres, diciéndole que cuando lo encontrara lo iba a “abrir” haciendo referencia que iba a apuñarlo, como tampoco que dos de estos jovencitos fueron llevados hacia su domicilio por la funcionaria en turno de minoridad en un móvil policial, en horas cercanas al mediodía ya que los padres manifestaron no poder hacerse presentes pero, lo peor de la situación fue que en sus respectivos domicilios fueron entregados a sus hermanos mayores ya que sus progenitores “brillaban por su ausencia”, situación que seguramente ya viene de larga data a juzgar por el hoy de los jovencitos .
Estos hechos como muchos otros que suceden sin consecuencias tan graves, quizás por fortuna u obra de Dios, son materia de análisis, que llevan a una importante reflexión, ya que estamos ante la presencia de menores con serias deficiencias, muchas veces afectivas, económicas o vaya a saber cual en cada caso en particular.
En definitiva, este es el retrato de una parte de la sociedad que está en crisis, ante la cual también nos preguntamos sobre su devenir, si es que pronto no se vislumbra un cambio de 360 grados en los buenos ejemplos de conductas, a través de las instituciones encargadas de aportar una mayor educación, más allá del preponderante seno familiar donde nacen las raíces clásicas de convivencia ciudadana.
Así se presenta el espectro ciudadano, que no es genuino de Gualeguay, sino en un mundo con adultos que no están tomando conciencia de la gravedad que los acecha, fundamentalmente porque no se observa arrepentimientos ni reflexiones, por las faltas de códigos éticos que están arraigándose día a día en la sociedad, y que necesita del compromiso de todos, para sacar adelante a una juventud que se está tornando cada día más irreverente y violenta.”
Gualeguay21