Dicen de una carta…

De acuerdo a lo transmitido de boca en boca desde aquél entonces, entre otras cosas, Lincoln le habría pedido…
Que le enseñe que no todos los hombres son justos, ni todos son verdaderos, pero que por cada villano hay un héroe y por cada egoísta un líder dedicado…
Que le enseñe que para cada enemigo allí también habrá un amigo…
Que le enseñe que es mejor una moneda ganada que una robada…
Que le enseñe a perder, pero también a disfrutar de la victoria
Que le enseñe sobre la envidia y a salir de ella…
Que le enseñe la profunda alegría de la sonrisa silenciosa…
Que le enseñe a maravillarse tanto con los libros como con la naturaleza…
Que le enseñe que más vale una derrota honrosa que una victoria vergonzosa…
Que le enseñe a creer en sí mismo, incluso si está solo frente a todo el mundo…
Que le enseñe a ser suave con los gentiles y ser duro con los duros…
Que le enseñe a nunca entrar en un tren, solo porque otros entraron…
Que le enseñe a escuchar a todos, pero, a la hora de la verdad, decidir solo…
Que le enseñe a reír cuando esté triste, explicándole que los hombres también lloran…
Que le enseñe a ignorar las multitudes que claman sangre, y a luchar sólo contra todo el mundo si cree que es justo…
Que le enseñe sobre el coraje y la paciencia, y sobre la fe en el creador y en sí mismo, para así poder tener fe en los hombres…
Y entendiendo la magnitud del encargue, por último, Lincoln le habría pedido al maestro que trate bien a su hijo, pero sin mimarlo, ya que la prueba de fuego se hace solo con el acero real…
Más allá de la veracidad de la carta, su mensaje es más que oportuno en una época en la cual los valores, los códigos y los principios se han perdido junto a la disciplina y el respeto a la autoridad…
Norman Robson para Gualeguay21