Dinero y política, federales y unitarios
La lucha por los recursos que legítimamente le pertenecen a Entre Ríos, y que fueron siendo resignados por sucesivos “pactos fiscales” que acercaron a nuestro país al unitarismo no tiene comprensión del propio gobierno entrerriano.
Los pactos fiscales que firmaron gobernadores de distinta bandería política hicieron resignar a las provincias recursos que le corresponden, al punto que hoy más del 70 por ciento de toda la riqueza provincial viaja a Buenos Aires y de allí vuelve en mínima parte y eso según el grado de alineamiento de los gobernantes con el poder radicado en la capital federal, que ha terminado convirtiendo a la Argentina, contra sus orígenes históricos, en un país unitario de hecho.
La situación se creó durante el gobierno del golpe iniciado en 1930 cuando se creó por decreto “por un año” un órgano recaudador nacional, que hoy es la Afip, con la misión de recaudar y distribuir a las provincias.
Desde entonces se viene prorrogando el procedimiento hasta el punto que ha terminado pareciendo natural que la nación disponga de esos recursos como si fueran propios, sin discusiones. El procedimiento constitucional, ya que recaudar impuestos no es una atribución delegada, es que las provincias recauden y coparticipen a la nación.
Se daría entonces el proceso inverso al actual, vecino a la mendicidad y que favorece la corrupción y el envilecimiento. La provincias, anteriores y formadoras de la nación, contribuirían al sostenimiento de ésta, que no es más que el conjunto de todas ellas.
Con el tiempo, la deformación iniciada con el golpe del 30 creció como bola de nieve y ha hecho que los argentinos entiendan que hay una nación aparte del conjunto de las provincias de la que esperan dádivas y cuyo favor tratan de lograr a veces resignando la dignidad.
A pesar de tibias protestas y de algunos proyectos provinciales tendentes a poner las cosas como deben ser, nada ha cambiado. Ya no hay quien defienda los recursos de la provincia de la voracidad porteña, solo hay “contreras” y alineados, que pueden cambiar de bando y de criterio con tanta rapidez como superficialidad.
Los gobiernos provinciales, que firmaron los pactos fiscales, reconocen por lo bajo la validez de sus reclamos pero el sistema de distribución de los recursos entre la Nación y las provincias era centralista y sigue siendo centralista y provoca déficit estructurales como el que de tanto en tanto sacude a alguna provincia, hoy a Río Negro por ejemplo, que ha amenazado con despedir a la mitad de sus empleados públicos.
El gobierno entrerriano mantiene su postura de abrazar a discreción la causa del Estado central, que le cercena ingentes recursos, y ha dicho que está “alineado incondicionalmente” con las autoridades nacionales.
Este alineamiento limita fuertemente la autonomía pero permite obtener recursos como premio a la fidelidad sin condiciones, que es lo que esgrimen las autoridades provinciales ahora como éxito “estratégico”.
AIM Digital