5 octubre, 2024 2:29 am
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El carrero Gaillard: El crimen político que símboliza la libertad de prensa en Entre Ríos

En la historia criolla abundan las miserias. Tanto que se podría decir que, a partir de esas miserias, construimos este presente. En la historia del periodismo, iniciada por Moreno, con su Gazeta y su sospechosa muerte en alta mar, los atentados contra la libertad de prensa no fueron pocos. En ese sentido, el periodismo de nuestra provincia de Entre Ríos no estuvo ajeno, y, a principios del siglo pasado, escribió su primera página sangrienta. Fue en enero de 1907, cuando el entonces alcalde de Villaguay mandó a emboscar al carrero que le traía una imprenta a un periodista de su ciudad, quien ya había estado preso por oponérsele. En ese lugar, un monolito recuerda aquel ataque a la libertad de prensa. 

El carro avanzaba lento y oscilante por el camino General, esa senda de tierra que unía Colón con Villaguay. Iba cargado con una pesada maquinaria, y Julio Modesto Gaillard era el conductor. Había salido bien temprano, con el encargue: una imprenta para el periodista del diario El Pueblo de Villaguay, el joven Antonio Ciaspucio. Éste recién había recuperado la libertad después de purgar dos años de cárcel por supuestas injurias contra el alcalde de esa ciudad, un militar llamado Juan Severino Hermelo. Este ferviente periodista de 29 años esperaba la máquina para continuar haciendo públicas sus denuncias sobre los atropellos del Alcalde. Pero éste no lo permitiría.

Enterado de la operación, el Coronel Hermelo no dudó en urdir, con Justino Velázquez, su lugarteniente, y con Félix Santa Cruz, comisario de La Capilla, actualmente Sajarov, un plan para impedir la llegada del encargue a Villaguay. A mitad de camino, el carro de Galliard fue interceptado por una patrulla policial a las órdenes de Santa Cruz, y, cuando lo escoltaban, a la altura del arroyo Santa Rosa, el carrero fue degollado. El carro, los caballos, y las partes de la antipática maquinaria, terminaron en el crecido arroyo.

Unos días después se descubrió el crimen, y los titulares de los diarios de Buenos Aires hablaron del cruento atentado contra la libertad de prensa, obligando a la Justicia entrerriana a actuar. O, por lo menos, a parecer que lo hacía. Así fue que los policías fueron detenidos y condenados, pero, al poco tiempo, la política los dejó en libertad. El alcalde Hermelo, autor intelectual del homicidio, nunca fue siquiera mencionado en la causa, y su nombre se sumó a la larga lista de políticos impunes de Entre Ríos.

Treinta y dos años después, el 7 de enero de 1939, se inauguró un monolito en el lugar del hecho, a un paso de Colonia Santa Rosa, 10 kilómetros al norte de la ruta 130, entre Villa Elisa y Villaguay. Pero nadie cuidó de ese espacio, y todo quedó abandonado, hasta que, años después, el matrimonio de Elba y Abel Viollaz rescató los restos de la imprenta, los ordenó en su casa, y, finalmente, se los entregó en custodia al museo El Porvenir, de Villa Elisa, en el departamento Colón.

Pero esta historia nunca trascendió mucho entre los entrerrianos, y la sangre derramada en aquel desconocido paraje nunca fue contada en las clases de historia, hasta que, en 2015, periodistas de Villa Elisa y Villaguay, junto a un historiador, y con personal municipal, reacondicionaron el lugar, pero el monolito corría riesgo de ser comido por el arroyo. Así es que, en enero de 2019, Vialidad Provincial, que trabajaba en esa zona, removió el monolito y lo reinstaló más cerca de la calle.

El lugar había quedado arreglado, los periodistas decidieron comenzar a celebrar allí, junto al monolito, el Día del Peridiodista. Aquel 7 de junio, también se presentó, en Villaguay, el libro que recuerda aquel hecho. El mismo se titula “El crimen del carrero Gaillard: Historia de un atentado contra la libertad de prensa”, y fue escrito por los profesores Omar Gallay y Rubén Bourlot luego de una ardua investigación.

La idea era rescatar aquel crimen, y las figuras de Gaillard y el joven Ciaspucio, y reparar algo de la injusticia del caso. Por ejemplo, mientras este hecho era condenado al olvido, el alcalde Hermelo cuenta con el nombre de una calle en su honor. A partir de todo esto, el lugar tendía a erigirse como un punto de encuentro para la prensa libre entrerriana. Lamentablemente, la pandemia interrumpió aquella misión, pero este 7 de junio, Día del Periodista, con un nuevo acto frente al monolito, las comunidades de aquella zona retoman aquella misión.

Norman Robson para Gualeguay21

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