El cuento del tío: Otro caso y piden cuidar a los abuelos
Cuando llegamos a grandes, aunque nos creamos grandes sabios, nos volvemos vulnerables, y presa fácil de cualquier estafador común. Frente a la ola de intentos fallidos y exitosos de timar a abuelas y abuelos desprevenidos con el famoso Cuento del Tío, y cualquiera de sus modernas versiones, desde la Policía de Entre Ríos piden extremar el cuidado de los mayores ante este flagelo. El último caso en Gualeguay sirve como ejemplo para tomar medidas ante este tipo de delitos.
Los Cuentos del Tío pueden ser de innumerables formas, pero todos tienen algo en común: Darle plata a un desconocido. Es por eso que se insiste desde la fuerza policial en que, si no media la presencia física de un familiar directo y conocido, no se entregue plata a nadie.
Vale agregar que, en general, las presas fáciles de éste tipo de estafas son personas mayores, de buena posición económica, aún autosuficientes, y con manejo de dinero físico. Gente que le cuesta reconocer sus vulnerabilidades en estos tiempos modernos tan cambiantes.
Claro está que éste no es el primer caso, sino que, muy por el contrario, y a pesar de las advertencias, en Gualeguay sigue ocurriendo demasiado seguido. Tal es así que, dos meses atrás, la Policía local aprendió a dos gitanos por estafar a un hombre mayor luego de hacerse pasar por la hija, y el lunes pasado, volvió a pasar.
Esta vez fue un abuelo de 80 años que vive a metros de la Plaza Constitución, miembro de una reconocida familia empresarial local, que, también, fue timado con un llamado de una supuesta nieta pidiéndole que le dé los “dólares” al gerente del banco Nación, amigo de ella, ya que la transición política, las corridas, los robos, etcétera, hacían conveniente su depósito urgente en el banco.
La “hija” le pide que tome nota de la numeración, para más seguridad, y el responde que es una locura, pues eran muchos billetes. Mientras él junta la plata y la pone toda sobre la mesa, unos 60 mil dólares estadounidenses, y algo más en otras monedas, llega el supuesto gerente.
Al llegar, cuentan la plata entre los dos, anotan las sumas, y el extraño se va con todo el dinero. Tan rápida fue la operación que el abuelo no reparó en la cara del hombre, ni en su vestimenta, y no pudo dar ningún dato a la Policía cuando descubrió que lo habían estafado, varias horas después, hacia el final de la tarde.
Si bien esto puede resultar insólito, se debe aceptar que ocurre, y con demasiada frecuencia, lo cual amerita ser prudentes y, quienes son cercanos de adultos mayores con tenencia y manejo de dinero en efectivo, nacional o extranjero, sean advertidos de forma insistente sobre NO entregarle dinero a nadie.
Norman Robson para Gualeguay21