12 noviembre, 2024 5:55 am
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El lado oscuro de la Justicia de Gualeguay: Capítulo I – Introducción

Son muchos los casos y los hechos que demuestran los desaciertos y arbitrariedades de la Justicia de Gualeguay en la última década, dejando al desnudo su desinterés por la verdad, su irrespeto por los derechos, y su doble vara, arruinando la vida de inocentes, y beneficiando la de los culpables. El ejemplo de más de medio centenar de casos no solo confirma el grado de injusticia, sino que, también, obliga a cuestionar el compromiso de los funcionarios, a plantear sus posibles móviles, y a exponer la absoluta impunidad de éstos como el origen de toda la injusticia.

Los múltiples e innegables desaciertos de la Justicia de Gualeguay en los últimos años quedan al desnudo a partir de demasiadas historias de injusticias y abusos en los que nunca se tuvo en cuenta la verdad, ni los derechos, solo la comodidad, la conveniencia, u otros intereses, de quienes debían impartir justicia. Muchas han sido las personas que, de alguna forma, fueron vulneradas en su integridad por causas que no quedaron claras, mientras otras muchas quedaron alevosamente impunes por su apellido, o su posición, o porque sí.

“La injusticia de Gualeguay tiene dos extremos: el de los inocentes castigados y el de los culpables sin castigar”

El sentido de la Justicia

La convivencia de los individuos en los espacios y tiempos comunes debe ser ordenada de forma de que las libertades de unos no afecten las de otros. Este orden, en las sociedades modernas, en general, y en las repúblicas, en particular, se da a partir de leyes, y los conflictos que surjan son arbitrados, de forma justa, por la Justicia, ateniéndose a derecho, y basándose en la verdad. Este sistema de justicia fue creado para eso por los propios individuos, de forma de garantizarse derechos e imponerse deberes con el objeto de mantener un orden pacífico, sin excepciones. 

Así es que, para impartir justicia en cualquier conflicto, es indispensable salir a buscar la verdad, encontrarla y resolver estrictamente según ella, y según el marco de derecho vigente. Caso contrario se cometería una injusticia. Dicho de otro modo, cualquier servicio público de justicia debe procurarse la verdad, y actuar en consecuencia de ésta respetando los derechos de unos y de otros.

Ahora bien, como la Justicia está en manos de humanos, y éstos no son infalibles, el sistema judicial se maneja con códigos que establecen normas, procedimientos y criterios, a la vez que prevé instancias de apelación y revisión por las dudas algún error se le escape. De todas maneras, para reducir aún más el riesgo de error, la Justicia procura contar en sus filas la mejor calidad intelectual y moral, con profesionales de excelencia, razón por la cual dispone para sus éstos exigentes concursos y onerosos salarios.

“No hay justicia sin verdad”

La realidad

En Gualeguay, la comisión de errores por parte de la Justicia hace rato que supera lo excepcional y raya lo compulsivo, con abusos y perversiones del sistema, colocando a todos los ciudadanos en una situación de indefención a merced de cualquier caprichosa injusticia. 

Precisamente, los procesos y los condenados de los últimos diez años, los reveces sufridos en Casación y en el Superior Tribunal, más la escalofriante cantidad de presos cuya culpabilidad no pudo ser demostrada, o que no pudieron acceder a una defensa digna, o que se vieron obligados a aceptar un perverso juicio abreviado, demuestran que, en muchos casos, la actual Justicia gualeya ha hecho a un lado la verdad, y ha ignorado derechos, para manejarse según otros intereses.

Lo mismo, pero en sentido contrario, ocurre cuando se trata de personajes del poder, o la política, o adinerados, en cuyos casos nuestra Justicia ha aplicado una doble vara y ha sabido estirar indefinidamente los plazos, aliviar las penas e, incluso, absolverlos con total desfachatez.

“Para ellos, una mitad de la biblioteca jurídica les permite sentenciar de un modo, y la otra mitad del modo contrario”

Tan es así que un repaso íntimo de lo actuado en más de medio centenar de causas demuestra que tanto al Ministerio Fiscal, como al Tribunal, como a la Justicia Civil y a la de Familia, jamás les ha interesado la verdad, y han manipulado o pervertido muchos procesos de acuerdo a otros intereses, ignorando, sistemática y alevosamente, los derechos constitucionales de los procesados.

Cabe señalar que, en lo Penal, facilitó esta degradación del servicio de justicia, en la provincia de Entre Ríos, el nuevo Código Procesal Penal, implementado en el año 2013, por el cual casi todo el proceso acusatorio se concentró en las manos del Ministerio Público Fiscal, dejando para los jueces de la Cámara local solo la decisión de culpable o inocente, según lo expuesto por los fiscales y rebatido por las defensas.

“El Tribunal se ha convertido en una mera escribanía de la Fiscalía”

Así lo testimonian los procesos y desenlaces de sonados casos como los de Ascar y Veronessi, con suculentos bienes en juego; el asesinato de Trezza y la desaparición de Benvenuto, aún impunes; el caso Micaela, con la mitad sin resolver; las denuncias por abuso contra Kablan y Díaz, y por abuso infantil contra Villabona y Pérez, todos condenados a pesar de las muchas dudas; el accidente de los De Benedictis, todavía no firme; y los casos Sombo, Casualde, Fernández, Moyano, el de la escribanía Lacorazza, el de grooming digital, y tantos otros, solo por mencionar los de dominio público. 

Estos son solo la punta de un iceberg de injusticia, ya que hay otros tantos casos de desconocidos donde el abuso de poder y atropello de derechos ha sido peor. Y todos juntos exponen un grado de impunidad judicial solo comparable con aquella de los tiempos de la dictadura.

Lo que sigue

II – La verdad

III – Los derechos

IV – La doble vara

V – El compromiso

VI – Los móviles

VII – Otras justicias

VIII – Los costos

IX – Los casos

X – Conclusiones

Norman Robson para Gualeguay21

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