El lado oscuro de la Justicia de Gualeguay: Capítulo IV – La doble vara
La Constitución Nacional nos promete a todos que, si nos toca, todos seremos tratados por igual ante la ley, pero la realidad de los procesos y sus sentencias nos demuestra, sin lugar a dudas, que la Justicia de Gualeguay no tiene una sola vara a la hora de actuar. Ni en delitos comunes, ni en crímenes contra la mujer, ni, mucho menos, en casos de corrupción. En Gualeguay, los procesos, llamativamente, son atendidos de forma disímil, a la vez que ni una muerte, ni un abuso, ni un delito común cuestan siempre parecido. Todo parece siempre depender “de la cara del cliente”.
Si bien el Código Penal establece procedimientos a seguir por la Fiscalía y los rangos de penas según la tipología del delito, los agentes de la Justicia se las han ingeniado para proceder como quieren y para poder “cobrar” lo que quieren. Estos procederes arbitrarios y los criterios que redundan en privilegios para unos y castigos excesivos para otros se puede apreciar con especial alevosía comparando distintas causas.
La doble vara y los tiempos de proceso
Como ya se pudo apreciar en capítulos anteriores, a partir de la denuncia, y hasta que se celebra el juicio, la Justicia de Gualeguay ha demostrado contar sienpre con excusas tanto para su celeridad como para el cajoneo de las causas.
Por ejemplo, en 2009 se denunció una escandalosa extracción de cheques de la Municipalidad por parte de Luis Erro y su gente. Esta causa nunca tuvo preso a nadie, y todavía, 13 años después de la denuncia, sigue alternando cajones dentro de la Justicia. Los mismos pasos sigue la causa contra Erro por enriquecimiento Ilícito a partir de la adquisición del campo La Susana, denunciada en el 2016, hace seis años.
Como contraparte, en 2020, Aldo Díaz fue procesado a partir de una denuncia por violencia de género contra una expareja. Apenas recibida la denuncia, se armó la causa en una tarde, y, por la noche, se lo metió preso, mientras a primera hora del otro día, se “filtró” a la prensa lo actuado. En menos de dos años fue juzgado y condenado.
Otros ejemplos son el caso de la Espuma, dilatada desde 2013, y el caso de Juan Cruz, quien lleva 20 años reclamando su identidad.
La doble vara y el interés
De esto se desprende que no todas las causas despiertan el mismo interés de los agentes de Justicia. Por ejemplo, en los tres casos de grooming que se detectaron en Gualeguay, la Justicia procedio de forma diferente: En el primero, en 2018, se actuó rápidamente, se detectó un abuso sexual, y Arévalo quedó imputado y detenido, mientras que en el segundo y en el tercer caso, uno denunciado personalmente en la Fiscalía en 2019, y el otro informado desde Buenos Aires semanas atrás, nada se ha hecho, ni se ha informado que fuera una falsa alarma.
También son ejemplos de interés, por un lado, el de aquel papá que en la Fiscalía no le recibieron la denuncia de abuso de su nena por Wagner, y, por el otro, el empeño demostrado por la fiscalía de la Dra. Ramírez Carponi en cualquier caso de violencia de género, sea cierto o no.
Otro ejemplo de interés dispensado en la investigación es la causa por el robo a la escribanía Lacorazza, cuyos autores fueron todos capturados pero por irresponsabilidad de la fiscalía recuperaron la libertad. Otro fue el caso de los hermanos De Benedictis, y su homicidio imprudente, dilatado a más no poder.
La doble vara y la prisión
Una vez efectuada la denuncia, o actuado la Policía, e imputado el o los sospechosos, es muy dispar el proceder de la Justicia en cuanto a su detención. Más allá del caso Díaz en un extremo de saña implícita, en el extremo de favoritismo están los casos de delitos comunes, quienes entran y salen rápidamente.
Otra cosa es la prisión en el marco de la sentencia, en estos casos se dictan condenas a prisión condicional y a prisión efectiva. Nuevamente, el caso Casualde es ejemplo, ya que por romper una puerta, dos supuestas amenazas y violar una perimetral, lo condenaron a casi dos años de prisión efectiva, mientras que la participación confesa en una organización de prostitución infantil recibe solo 3 años de condicional, y la denuncia por abuso sexual infantil a los propios hijos de Casualde por parte de un novio de su ex no prosperó.
La doble vara y la pena
En lo que se refiere a los castigos, diferentes condenas en homicidios, crímenes contra la mujer, corrupción y otros delitos, demuestran que el Tribunal hace lo que quiere. La incoherencia judicial en este aspecto queda desnuda a partir de un ejemplo: Mientras en el caso de Renzo, se lo condenó a solo 9 meses de prisión luego de múltiples robos, hurtos y demás, y de haber cumplido ya una condena, también por cargos similares, a Casualde, en dudoso proceso, se lo condenó a un año y diez meses de prisión.
Otro ejemplo son la penas por homicidios: Los castigos por una muerte tiene valores muy distintos según los casos. valen o cuestade Agustín Pereyra y Micaela García no valieron en penas lo mismo que las de Tiburcio Aguilar, Julio Blanco, Aaron Dellantonia, Jesús Fernández y Horacio Moyano.
Mientras que las muertes de Agustín Pereyra y Micaela García, para la Justicia de Gualeguay, valieron penas de 25 años de prisión para sus autores, en el caso de la muerte de Tiburcio Aguilar solo valió 5 años al autor, la de Julio Blanco solo 4 años, y el combo de dos muertes, la de Aaron Dellantonia y la de Jesús Fernández, 19 años a uno de sus autores, 9,5 años cada una. Por otro lado, la muerte de Horacio Moyano no valió nada.
La doble vara en la violencia de género
En estos tipos de delito tambien hay doble vara. Por ejemplo, mientras en la cárcel local hay, por lo menos, una docena de presos condenados por hechos de violencia de género, a Matías Perrier, exconcejal y novio de la diputada provincial Paola Rubattino, su agresión apenas le costó una probation y 45 mil pesos; al desconocido colombiano Yohan Cárdenas le costó solo hacer terapia; y al presidente de Junta del Séptimo Distrito, Germán Caballero, su abuso doble no le costó nada.
“Dime quién eres, cuánto tienes, y te daré tu sentencia”
Conclusión
Al cabo de revisar sendos casos, y más allá de que los fallos puedan o no estar dentro de la ley, la comparación del tratamiento de distintos casos, y de las penas sancionadas cuando las hubo, desnuda, por lo menos, profundas y desacertadas diferencias de criterio a la hora de establecer las penas.
Así lo ha confirmado el propio Superior Tribunal de Justicia provincial, no solo exonerando unos 15 inocentes declarados culpables por la Justicia de Gualeguay, sino, también, corrigiendo penas dictadas en otros casos. Para terminar, cabe advertir que el daño causado por fiscales y jueces a estos inocentes sigue tan impune como los de otros tantos delincuentes.
Lo que sigue
V – El compromiso
VI – Los móviles
VII – Otras justicias
VIII – Los costos
IX – Los casos
X – Conclusiones
Norman Robson para Gualeguay21