3 noviembre, 2024 9:49 pm
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El lado oscuro de la Justicia de Gualeguay: Capítulo IV – La doble vara

La Constitución Nacional nos promete a todos que, si nos toca, todos seremos tratados por igual ante la ley, pero la realidad de los procesos y sus sentencias nos demuestra, sin lugar a dudas, que la Justicia de Gualeguay no tiene una sola vara a la hora de actuar. Ni en delitos comunes, ni en crímenes contra la mujer, ni, mucho menos, en casos de corrupción. En Gualeguay, los procesos, llamativamente, son atendidos de forma disímil, a la vez que ni una muerte, ni un abuso, ni un delito común cuestan siempre parecido. Todo parece siempre depender “de la cara del cliente”.

Si bien el Código Penal establece procedimientos a seguir por la Fiscalía y los rangos de penas según la tipología del delito, los agentes de la Justicia se las han ingeniado para proceder como quieren y para poder “cobrar” lo que quieren. Estos procederes arbitrarios y los criterio  que redundan en privilegios para unos y castigos excesivos para otros se puede apreciar con especial alevosía comparando distintas causas.

Los tiempos

Como ya se pudo apreciar en capítulos anteriores, a partir de la denuncia, y hasta que se celebra el juicio, la Justicia de Gualeguay ha demostrado contar sienpre con excusas tanto para su celeridad como para el cajoneo de las causas. 

Por ejemplo, en 2009 se denunció una escandalosa extracción de cheques de la Municipalidad por parte de Luis Erro y su gente. Esta causa nunca tuvo preso a nadie, y todavía, 13 años después de la denuncia, sigue alternando cajones dentro de la Justicia. Los mismos pasos sigue la causa contra Erro por enriquecimiento Ilícito, denunciada en el 2016, hace seis años.

Como contratarte, en 2020, Aldo Díaz fue procesado a partir de una denuncia por violencia de género contra una expareja. Apenas recibida la denuncia, se armó la causa en una tarde, y, por la noche, se lo encarceló, mientras a primera hora del otro día, se “filtró” a la prensa lo actuado. En menos de dos años fue juzgado y condenado.

Interés

De esto se desprende que no todas las causas despiertan el mismo interés de los agentes de Justicia. Por ejemplo, en los dos casos de grooming que se detectaron en Gualeguay, la Justicia procedio de forma diferente: En el primero, en 2018, se actuó rápidamente y Arévalo quedó imputado y detenido, mientras que en un segundo caso, informado desde Buenos Aires semanas atrás, nada se ha hecho, ni se ha informado que fuera una falsa alarma.

También son ejemplos, por un lado, el de aquel papá que en la Fiscalía no le recibieron la denuncia de abuso de su nena por Wagner, y, por el otro, el empeño demostrado por la fiscalía de la Dra. Ramírez Carponi en cualquier caso de violencia de género, sea cierto o no. 

Otro ejemplo de interés dispensado en la investigación es la causa por el robo a la escribanía Lacorazza, cuyos autores fueron todos capturados pero por irresponsabilidad de la fiscalía recuperaron la libertad.

La prisión preventiva

Una vez efectuada la denuncia, o actuado la Policía, e imputado el o los sospechosos, es muy dispar el proceder de la Justicia en cuanto a su detención. Más allá del caso Díaz en un extremo de saña, en el extremo de favoritismo está el caso de Matías Perier, exconcejal.y político que, por jna causa de violencia de género, nunca estuvo preso el de Perier.

La pena

En lo que se refiere a los castigos, diferentes condenas en homicidios, crímenes contra la mujer, corrupción y otros delitos, demuestran que el Tribunal hace lo que quiere.

Por ejemplo, las muertes de Agustín Pereyra y Micaela García no valieron en penas lo mismo que las de Tiburcio Aguilar, Aaron Dellantonia, Jesús Fernández y Horacio Moyano. Mientras que las muertes de Agustín y Micaela le costaron a sus autores 25 años de prisión, la muerte de Aguilar solo le costó 5 años al autor, y el combo de dos muertes, la de Dellantonia y la de Fernández, le costó 19 años a uno de sus autores, 9,5 años cada una. Por otro lado, al matador de Horacio Moyano no le costó nada.

Por otro lado, mientras en la cárcel local hay, por lo menos, una docena de presos condenados por hechos de violencia de género, a Matías Perrier, exconcejal y novio de la diputada provincial Paola Rubattino, su agresión apenas le costó una probation y 45 mil pesos; al desconocido colombiano Yohan Cárdenas le costó solo hacer terapia; y al presidente de Junta del Séptimo Distrito, Germán Caballero, su abuso doble no le costó nada.

En este concierto de variadas sentencias, y más allá de las irregularidades del caso, a Juan Casualde, por romper una puerta, dos supuestas amenazas y violar una perimetral, con condenaron a casi dos años de prisión preventiva. 

“Dime quién eres, cuánto tienes, y te daré tu sentencia”

Conclusión

Al cabo de revisar sendos casos, y más allá de que los fallos puedan o no estar dentro de la ley, la comparación del tratamiento de distintos casos, y de las penas sancionadas cuando las hubo, desnuda, por lo menos, profundas diferencias de criterio a la hora de establecer las penas.

Tal es así que quince inocentes, luego de ser sometidos a injustos procesos por parte de la Justicia de Gualeguay, y algunos ser castigados con penas de prisión efectiva, todos fueron exonerados por el Superior Tribunal de Justicia. 

Se trata de los sonados casos de la estafa con el fideicomiso de Ascar, la administración fraudulenta de los Veronessi, el encubrimiento del crimen de Micaela García por Pavón, y el abuso sexual de Kablan. Cada una de estas quince víctimas de la Justicia de Gualeguay, aparte del inmerecido proceso, sufrió escraches y aún pesa sobre ellos una injusta condena social.

Para terminar, cabe advertir que el daño causado por fiscales y jueces a estos inocentes sigue tan impune como los de otros tantos delincuentes.

Lo que sigue

V – El compromiso

VI – Los móviles

VII – El género

VIII – Los costos

IX – Los casos

X – Conclusiones

Norman Robson para Gualeguay21

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